Coahuila: Una justicia pensionaria para los burócratas del Gobierno del estado
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El sector de los pensionados estatales desde su fundación ha sido visto como una fracción relegada de exempleados
La mayoría de los sistemas de retiro del mundo registran problemas para otorgar la pensión a los trabajadores.
Nuestro país no es la excepción, sin embargo, existen organismos que aplican sistemas innovadores con el objetivo de que sus patrones amortigüen lo más posible la carga que les representa erogar cantidades significativas de dinero.
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En México existen sindicatos poderosos que han conseguido pensiones que, en algunos casos, han sobrepasado el 100 por ciento de las percepciones que recibían en activo (IMSS)
Aquí en Coahuila, el Gobierno del Estado cumple con los pensionados que pertenecen al sector magisterial, pues su sindicato es tan vigoroso que el poder oficial evita problemas y adopta un papel de aceptación.
Sin embargo, el sector de los pensionados estatales desde su fundación ha sido visto como una fracción relegada de exempleados, pues el Instituto de Pensiones sólo funciona como una ventanilla de pagos y préstamos –sólo en un sexenio se podían obtener aparatos eléctricos y en otro la adquisición de vivienda–, habiendo un abanico de prestaciones que pueden concederse, pero lo peor es cuando un trabajador al pensionarse percibe alrededor de la mitad del sueldo que recibía en activo.
Claro que se pueden hacer ajustes con el objeto de mejorar esa percepción, por ejemplo incrementar el porcentaje que como aportación efectúan empleados y patrón, en donde la parte correspondiente al gobierno se establezca en mayor proporción. Existen especialistas en estas tareas que podrían presentar esquemas que reflejen una afectación lo menos posible en sus ingresos a la parte oficial, y en contrapartida establecer una ecuación donde se beneficie más a los exempleados. Es de vital importancia que si se llegan a incrementar los porcentajes de las pensiones, digamos, a partir del próximo año, éstas sean aplicadas en las mismas proporciones a quienes desde hace años gozan de ellas y no sólo a los que se retiren a partir del 2025.
El Gobernador del Estado se ha esforzado en apoyar a las clases sociales vulnerables con programas que los han conducido a gozar de mejor calidad de vida, de eso no hay duda, pero vemos que se ha descuidado a los extrabajadores que le sirvieron al Estado en su tiempo y que ahora esperan obtener mejor cosecha. En muchos casos el sueldo en activo es corto, ahora imagine que como jubilados reciban la mitad.
Se entiende que para favorecerlos con justicia debe hacerse una reingeniería del sistema de pensiones, de manera que el procedimiento sea modificado y se alcance el beneficio.
Conociendo la manera de pensar y sentir del gobernador, seguramente le pondrá atención a este asunto y le dará la solución más apropiada con el fin de que, por un lado, siga teniendo viabilidad el Instituto de Pensiones del Estado y, por el otro, que el gremio de pensionados se vea auxiliado con el fin de que camine con mayor seguridad en su vida.
Algunos de los comentarios arriba mencionados los publiqué hace aproximadamente veinte años durante las últimas tres administraciones estatales, sin que se haya modificado el sistema pensionario, salvo en la administración antepasada, en la que mínimamente se elevó la pensión, eso es una demostración muy clara del desinterés oficial.
Algunos especialistas dicen que un sistema de pensiones justo debe ser sustentable, equitativo y suficiente, y que los ingresos por las cotizaciones deben ser equivalentes a los gastos del sistema, por eso siempre se está en un déficit.
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Igualmente, señalan que una buena pensión implica recibir al menos el 70 por ciento del último sueldo.
Las pensiones no son un gasto, sino un estímulo a los años trabajados. No se vea como algo que no reditúa políticamente. No se vea despectivamente como un dinero a fondo perdido, es decir, como una dádiva. El espíritu de las pensiones es recompensar el tiempo aportado en el trabajo.
La pensión es un derecho fundamental que nadie debe atribuirse la disposición de evitarlo.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperalesgmail.com