Cortesía de Trump: Repertorio para el Fin del Mundo

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El pacto entre aliados se ha roto y el orden mundial establecido luego de la Segunda Guerra Mundial se vino abajo, todo en menos de tres meses de gobierno de Donald Trump
Si el mundo se va al carajo (iba a decir otra palabrota, pero tal vez usted esté almorzando)... Si el mundo se va al carajo, decía, lo único que espero es aprenderme un buen repertorio de temas para interpretar mientras vemos a los misiles intercontinentales surcar el cielo hacia uno y otro lado del Atlántico.
Aquí le presento mi TOP 5 de Temas para Cantar en el Fin del Mundo:
- “We’ll Meet Again”. El inmortal temazo de Vera Lynn que retomaron después artistas como Johnny Cash y The Byrds es el más socorrido ante un escenario de aniquilación total.
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- “Nearer, My God, to Thee”. No soy creyente (ya lo he dejado muy en claro), pero los himnos religiosos siempre le dan ese toque solemne a las despedidas. Además, seamos honestos, en “Titanic” todos soltamos la lagrimilla en ese momento en que la orquesta decide seguir tocando aunque ya todos saben que no van a cobrar esa quincena.
- “What a Wonderful World”. Será interpretada obviamente con un dejo de ironía (más bien de manera abiertamente sarcástica); pero resulta también muy ad hoc y sutil para acompañar el bendito intercambio nuclear.
- “It’s Over!”. De Roy Orbison. Estrictamente habla sobre el fin de una relación, pero creo que se puede adecuar muy bien a la situación que se presente.
- “Sign of the Times”. Del Harry Styles, es el mismo caso que la anterior, pero necesitamos al menos una canción de este siglo.
BONUS TRACK: “Sultans Of Swing”, de Dire Straits. No tiene absolutamente nada que ver con el fin del mundo, pero si hemos de encarar el Día del Juicio, que sea conmigo tocando un épico solo de guitarra mientras el Cielo se abre y los Jinetes del Apocalipsis descienden sobre la Humanidad desperdigada y desesperada como en un cuadro de Bosch.
Y mire, yo le aconsejo apoyarme porque si no algún vecino va a sacar su bocina para poner su música buchona, alguna gatada de banda, qué sé yo. Y sólo hay algo peor que afrontar el Fin del Mundo y es afrontarlo con música gacha (sorry, not sorry).
Si tiene alguna sugerencia, por favor hágamela llegar en los comentarios o en el correo electrónico habitual. Aquí la revisamos (tampoco le garantizo que pase el filtro). Pero sí, dese prisa porque ni crea que nos queda mucho tiempo para ensayar.
Estoy francamente pesimista respecto a la situación actual. La mayoría de los medios estadounidenses serios (cualquiera que no sea FOX News, que es lo que el Canal 11 a la 4T) y sus analistas están totalmente desconcertados. Varios han dicho, palabras más, palabras menos, lo mismo: El mundo está totalmente de cabeza, el pacto entre aliados se ha roto y el orden mundial establecido luego de la Segunda Guerra Mundial se vino abajo, todo en menos de tres meses de gobierno de Donald Trump.
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Y no mencionemos las broncas internas que le está provocando a la propia gente que votó por él (y a la que no también, obvio) y que no obstante le adora y le está profesando un culto que ya me resulta escalofriante:
Es como si a cada chairo le dieran todos sus apoyos sociales de un año en una misma emisión, más una camioneta, licencia para portar armas, la venia presidencial para agredir a cualquiera que no se adhiera a su credo y un 24 pack de cerveza barata. ¿Se imagina en lo que se convertiría el país? Bueno, pues ese es el ambientazo que se traen nuestros vecinos y que, embriagados de poder y empoderados en sus más absurdas creencias, no se percatan de que su líder les está poniendo en riesgo toda su economía y provocando una crisis, les está encareciendo aún más el derecho a la salud pública que de por sí los tiene rebasados. Le está dando la espalda a sus empleados federales, le está recortando a la ciencia y a la investigación (porque “hay mucha corrupción”, aunque nunca aporta pruebas). Es como si AMLO y Javier Milei hubieran hecho el delicioso para tener un hijo para luego viajar en el tiempo y entregárselo a Stalin para educarlo. Porque resulta que Trump al dictador Putin le da trato de camarada y al totalmente legítimo presidente de Ucrania le llama “dictador”.
Es en realidad muy sencillo explicar todo, todo, todo lo que está haciendo mal el Ogro Naranja, pero es muy difícil que la gente lo entienda por tres razones básicas:
1) Porque han desarrollado un sentimiento antiyanqui que no les permite reconocer que la alianza de los países prodemocráticos (que para bien y para mal encabezaba EU hasta la semana pasada) es lo que mantiene a raya a las peores dictaduras y teocracias en el mundo. Si piensa que otra forma de gobernar más allá de las imperfectas, muy corruptas y evidentemente falibles democracias de América, Europa y otras pocas regiones del mundo es posible, es porque no tiene una maldita idea de lo feo que se pueden tornar las cosas, y porque con seguridad no es consciente de los avances del último siglo y es un cretino que piensa que la educación, la salud, la igualdad siempre estuvieron allí y se pueden dar por sentadas.
2) Porque ha comprado ya un paquete de ideas populistas-nacionalistas. Ej: Trump convenció a sus votantes de que apoyar a Ucrania es sólo un gasto en una guerra en la que no tienen vela, o que los apoyos internacionales son también gastos innecesarios que deben ser recortados en beneficio directo de los ciudadanos norteamericanos. Si usted piensa justo de esa manera, ¡felicidades! Usted está perfectamente bien calificado para manejar una tiendita en la esquina de su casa, pero no para dirigir una superpotencia que está OBLIGADA a mantener a raya las dictaduras porque: a) Se comprometió a ello mediante diversos acuerdos. b) Las dictaduras a la larga se vuelven problemáticas para los países aliados, lo que le incluye. c) Es redituable. Ser líder del mundo occidental es el mejor posicionamiento internacional posible y esto se traduce en comercio, penetración cultural, preeminencia en los acuerdos internacionales y otras 100 cosas deseables para cualquier nación. Pero claro, un “redneck” igual que un chairo promedio no piensa más allá de las cosas inmediatas.
3) Probablemente no le interesa o simplemente se dice: “pues el mundo siempre ha estado en conflicto y los bombazos no van a llegar aquí a mi rancho”. Y mire que me gustaría mucho que este tipo de mentecato tuviera la razón, pero me temo que esta ocasión es un poco distinto porque, ya le digo, el orden mundial vigente desde la derrota del Tío Adolph lo acaba de romper un pendejo que hasta hace no mucho tenía un reality show de medio pelo y que como magnate es un fraude para los negocios, igual que su mascota Elon.
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Una vez más hemos visto cómo el líder carismático se echa al bolsillo la incondicionalidad de toda una nación y ¡se pudrió la momia!
Deseo que no sea necesario montar mi Repertorio para el Fin del Mundo (con excepción de “Sultans of Swing”), crucemos los dedos, pero no lo puedo garantizar. Lo que sí es seguro es que nos adentramos en una de las etapas más oscuras de nuestra existencia, un retroceso que parecía impensable desde la firma de los acuerdos post Segunda Guerra Mundial de los que surgieron la Unión Europea y la ONU (sí, aunque asnos como López Obrador, Trump y sus afines desprecien a estos esfuerzos, dichos organismos son parte del delicado equilibrio del planeta).
Y henos aquí nosotros, los mexicanos, que si no teníamos idea de cómo reconstruir una nación desmantelada por el populismo, a ver cómo nos va intentándolo en un mundo devorado por el mismo cáncer.