Crisis migratoria: hay que poner los puntos en las íes
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“Se requiere una coordinación más factible, para el tema migratorio. No la veo. Sólo nos llaman (las autoridades federales) para saber cuántos venían en el camión. Así está a toda madre, ¿no? Falta una reunión entre estados, secretarios de seguridad, fiscales, para ver incluso los mismos tipos de delitos en los que se han atrapados en retenes. Para qué les echo mentiras, no hay ese tipo de reuniones... llamaditas hay muchas”.
La frase anterior corresponde a declaraciones realizadas ayer por el gobernador del Estado, Miguel Ángel Riquelme, al ser cuestionado sobre la situación actual en materia de tráfico de personas y la forma en la cual se está conteniendo el fenómeno en Coahuila.
Las palabras utilizadas por el mandatario coahuilense son duras, pero sirven bien para retratar un fenómeno lacerante: los migrantes extranjeros que transitan por territorio nacional se encuentran indefensos ante la actividad de las bandas criminales que les han convertido en “mercancía”.
“Yo haría un llamado al Instituto Nacional de Migración y a la Secretaría de Gobernación para que haya una reunión de coordinación entre los estados que tenemos esta problemática para que los filtros no sean nada más en Coahuila, que sean en todos lados, que sean detectados (los migrantes) desde el origen y poder evitar este tipo de riesgo de crisis humanitaria”, dijo el mandatario.
Como ocurre con otros fenómenos de carácter amplio, el del tráfico de migrantes no puede combatirse de forma adecuada más que con estrategias de coordinación que combinen las capacidades de los tres órdenes de gobierno y en las que incluso participen nuestros vecinos del norte.
El tráfico de seres humanos constituye hoy una de las principales fuentes de ingreso para las bandas criminales que operan en la frontera entre México y Estados Unidos. Y mientras las condiciones económicas de Centro América y otras regiones del continente y el mundo sigan siendo las actuales, el flujo de migrantes no se detendrá.
Atender la raíz del problema es indispensable, sin duda, pues sólo de esta forma se modificará de fondo la realidad. Pero en tanto la solución estructural no ofrezca resultados es imprescindible atender las circunstancias actuales y estas se traducen en la existencia de un monstruoso mercado de seres humanos que todos los días son víctimas de la delincuencia.
En este sentido, entidades como Coahuila no pueden hacerse cargo de un fenómeno que no comienza aquí, sino a muchos kilómetros de distancia, y que implica múltiples momentos previos en los que la inacción de otras autoridades provoca que la realidad se haga más compleja.
Tiene razón por ello el Gobernador de Coahuila al formular sin matices el retrato de la situación actual: la existencia de autoridades federales que parecieran haber decidido convertirse en simples espectadoras del fenómeno, como si no tuvieran responsabilidades legales en relación con éste.
Cabría esperar que el llamado sea respondido de inmediato y que tal respuesta derive en el establecimiento de los mecanismos de coordinación que son urgentes para atender el problema migratorio.