Cuando el “bucket list” no se compra con dinero, ni se satisface con saltos en paracaídas

Opinión
/ 14 septiembre 2023
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Me pregunto si los libertadores de los pueblos tenían eso en su “bucket list”. Les prometí una segunda parte y ahora estamos en fechas de fiestas patrias. Las fechas en que dicen que los mexicanos nos disfrazamos de mexicanos para celebrar una noche mexicana en México. Pero el tema es el “bucket list”.

Hay una película, justo con ese título, en la cual dos señores mayores, sabiendo que uno de ellos morirá pronto, se lanzan a una aventura para completar lo que él desea hacer mientras aún vive. Les decía en mi anterior columna que no tengo una lista de ese tipo. No deseo un viaje a Europa, aunque si surgiera lo tomaría con gusto. No deseo saltar en paracaídas, y dudo que aprovecharía la oportunidad, aunque surgiera. No deseo un coche deportivo ni nada por el estilo. Entonces, ¿qué chingados quiero hacer con la vida que me queda?

$!Cuando el “bucket list” no se compra con dinero, ni se satisface con saltos en paracaídas

Dicen por allí, los mismos que me han hablado de la manera en que “aprendí” a leer el tarot, que viviré muchos años. Eso es bueno y le doy la bienvenida a la posibilidad de una larga vida aún por delante. Y ahora que escribo esto, empiezo a sentir lo que me falta, y no son las típicas cosas como las que ya mencioné. Yo tengo el deseo en mi “bucket list” de amor, compañía, convivencia y vínculos con otras personas. No sé si quiero una pareja per se, pero sí compañía. Lo que quiero es poder convivir de una mejor manera con las personas que están cerca. Ciertamente hay algunas que no haré esfuerzos heroicos por acercar, pero hay otras personas con las que sí deseo una relación, un vínculo.

Cada uno de nosotros tendremos algo que queremos lograr antes de partir. Creo que quiero lograr ser un ser humano. Eso no significa ser iluminada. Significa ser un ser humano y mostrarme como tal. También significa poder tener relaciones de amistad y amorosas dentro de las cuales no solo atiendo necesidades de otros, sino que también las mías sean punto de enfoque. Para eso, tendré que reconocer y abrirme desde esas mismas necesidades. Eso da miedo.

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