Desarrollo infantil: Efectos secundarios del tiempo en pantallas para los bebés

Opinión
/ 16 enero 2025

Los niños estacionados frente a pantallas a menudo tienen dificultades para aprender habilidades como motricidad fina

Hace años era común ver en los restaurantes a bebés jugando con las llaves del carro o la servilleta para que estuvieran entretenidos mientras llegaba la comida. Sin embargo, esto ya no se ve. Ahora es normal que niños desde la periquera tengan en sus manos un celular o tableta para dejar en paz a sus papás mientras comen. El acceso a la tecnología es cada vez más común en niños menores de un año.

Un estudio reciente en The Journal of the American Medical Association Pediatrics (Screen Time at Age 1 Year and Communication and Problem-Solving Developmental Delay at 2 and 4 Years) arroja luz sobre el efecto que puede tener el tiempo de pantalla en el crecimiento de los niños pequeños.

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La investigación señala que los niños de 1 año que pasan más de cuatro horas al día frente a las pantallas experimentan a menudo retrasos en habilidades como hablar y resolver cosas para cuando cumplen 2 o 4 años. Los niños pegados a las pantallas a menudo luchan con sus habilidades motoras finas y su capacidad para socializar y ser personales cuando tienen 2 años. Estos reveses parecen desaparecer para cuando tienen 4 años.

El psicólogo del desarrollo, David J. Lewkowicz, del Centro de Estudios para Niños de la Universidad de Yale, señala la importancia de las conexiones entre padres e hijos para el aprendizaje temprano. Tales interacciones ofrecen información invaluable a los bebés: enseñan cómo funciona el lenguaje con expresiones faciales, tono de voz y gestos corporales para compartir significado y no se logra mirando una pantalla, concluyendo el Dr. Lewkowicz. Los niños estacionados frente a pantallas a menudo tienen dificultades para aprender habilidades como motricidad fina, para hacer amigos y mantener su atención y esfuerzo en una tarea no atractiva.

Investigadores de Japón realizaron un estudio en el que encuestaron a padres de 8 mil niños pequeños. También observaron que los bebés que veían pantallas provenían en gran medida de hogares con madres más jóvenes, educación limitada o depresión posparto. Los investigadores descubrieron que más tiempo en pantalla significaba una mayor posibilidad de retrasos en el desarrollo.

La investigación no separa el uso de pantallas educativas del tiempo lúdico o de entretenimiento, por lo que las futuras investigaciones podrían examinar esta área. Pero la lección para los padres es sencilla: el equilibrio es clave. Pasar tiempo para interactuar cara a cara con los niños es vital para ayudar a su crecimiento. Es imposible eliminar la tecnología en el mundo real, pero se recomienda un enfoque equilibrado que promueva actividades que fomenten la interacción social real, como hablar con los hijos cara a cara o hacer uso de juegos tradicionales y de interacción.

Para terminar, las pantallas son parte de la vida cotidiana, pero no deben reemplazar las interacciones humanas. Los padres tienen la oportunidad de equilibrar el uso de dispositivos tecnológicos con tiempo de calidad con sus hijos, asegurando un crecimiento más saludable y completo.

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