¿Economía infernal?
Biden está saboreando un helado.
Le ponen un micrófono enfrente y le lanzan la pregunta.
Se refiere al dólar. Mencionan el clima inflacionario mundial y le preguntan si no siente algún temor por el dólar.
Él dice que la economía de su país es “fuerte como el infierno”.
Que la inflación acá no es tan grande como la extranjera. Aduce que los países que la sufren mayor son los que no tienen crecimiento ni política estable. El temor −en todo caso− sería no por el dólar sino por esas otras economías endebles.
Lo infernal es poder para destruir. No es lo admirable, sino lo amenazante. No es para hacerse confiable, sino temible. Hay jaques nucleares en el tablero de las habladurías internacionales con el telón de fondo de estallidos de misiles de alcance creciente hacia el océano. La adjetivación de Biden para su propia economía podría ser menos estridente en labios rusos o chinos que no esconden tampoco caretas de averno, no sólo en economía sino también en tecnología de estallidos infernales.
MISILES Y DRONES
Los ataques a Ucrania se recrudecen. Son misiles lanzados desde lejos o ataques más cercanos controlados por la automatización de drones que no arriesgan a pilotos.
Lo que puede ser semilla que germine un diálogo. Es el intercambio de prisioneros. Es un reverso de agresión en que ambas partes dan y reciben ya no fuego destructor, sino vidas humanas que se restituyen recíprocamente.
Es un minimalismo de humanidad, un lenguaje sin palabras en que ambos contendientes tienen la alegría de una bienvenida a todos los combatientes que vienen del cautiverio.
Urge el armisticio, el cese el fuego, la comunicación verbal que intente lo inteligente después de tantas vidas jóvenes sacrificadas.
YA NO. NI EMPOBRECIMIENTO NI HAMBRE
Todos los bienes tienen un destino universal. El crecimiento sin distribución produce monstruosidades de desigualdad. Opulencias e indigencias. El solo crecimiento no orgánico se vuelve tumoral. En lugar de desarrollo saludable se suman las abundancias despojadoras y enfermizas.
El empobrecimiento y el hambre en pleno siglo 21 es intolerable y vergonzoso. Manifiesta que, después de más de una veintena de siglos, la humanidad no ha aprendido el evangelio del Hijo del hombre centrado en la verdad, el amor, la justicia y la libertad para una verdadera paz. Siguen las violencias pandémicas provocando ese vivir matándose que se sigue llamando guerra.
¿QUÉ RAÍCES TIENE LA OBESIDAD?
Se come demasiado. Abundan en la alimentación las harinas, las grasas y los azúcares. A casi todo lo que se produce industrialmente para comer hay que ponerle las tres etiquetas de excesos.
Se educa a los infantes identificando alegría con sabor dulce. Y se usa como premio y como regalo que consuela y produce bienestar.
Los lonches escolares y las golosinas de los recreos son causas directas del peso excedido.
Las estadísticas encienden sus luces de alarma anunciando los riesgos de futuras diabetes y otros males corporales evitables.
Dentro de los programas escolares no puede omitirse la información nutricional para lograr una antidieta equilibrada y saludable...