El factor Tesla... y otros 2; ¿de verdad necesitamos generar más empleos?

Opinión
/ 9 marzo 2023
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Siempre, siempre agradeceré que usted me lea e intercambie conmigo sus opiniones. ¿Comparte mis ideas? Lo celebro. ¿Piensa usted todo lo contrario? Lo respeto. Hartos, muchos comentarios me siguen llegando debido a mis ángulos y aristas poco usuales de los temas aquí abordados. Fue el caso del texto pasado encabezado como el de hoy en esta segunda parte: “El factor Tesla”. Y sí, sigo y en verdad estoy preocupado, harto preocupado por lo que viene.

¿Inversión? Pues demasiado dinero y en dólares. ¿Cómo para qué? Sí, es aquello, aquel famoso libro y análisis del Tecnológico de Massachusetts que advertía sobre algo tangible y que está ya presente y hoy aquí: los límites del crecimiento. ¿De verdad necesitamos generar más empleos? ¿Para qué? No. Absolutamente no. Si se generan son para atraer a familias enteras del atrasado, somnoliento y caluroso sur de México. Lo que necesitamos los norteños es algo sencillo: calidad de vida y disfrutar lo que ya hay. Simple.

Perdón por insistir, pero este tipo de nuevos obreros que van a instalarse en todo el corredor de Santa Catarina a Saltillo no buscan opciones culturales en lo más mínimo, lo que buscan es dinero y luego gastarlo en cerveza y diversión (escuchar las canciones abominables de “El Fantasma”, los “Siete Carnales” y demás grupos, ¡puf!). Y, por supuesto, tomar caguama y ver la Liga Infantil de Soccer. Claro, no todos.

El año pasado fue el Mundial de Soccer de Qatar. Todo mundo, y de la noche a la mañana, se volvió especialista en tan pedestre deporte. Hoy vivimos la resaca. Ya nadie dice nada. Por un motivo: fueron aficionados del mundial. Sólo eso. ¿Qué es el soccer al final de cuentas? Lo verdadero fuerte y lamentable es: el soccer es manipulación de masas y control social. Los vecinos regios son el mejor ejemplo de ello. No son aficionados, sino zombis. Si le van a Rayados, éste es del poderoso grupo FEMSA (dueños de todos los Oxxo de México donde se vende comida residual, alimentos altamente procesados y cerveza, harta cerveza). Si le van a Tigres, éste equipo es manejado por la poderosa Cemex y Sinergia Deportiva, de los principales contaminantes del aire enrarecido en Monterrey...

¿Y el deporte? No es deporte, sino negocios y espectáculo. Sólo eso. Muchos comentarios me llegaron por lo de los sueldos de miedo y escándalo que se manejan en Tigres de Sinergia Deportiva. Pues no es nada nuevo, es lo de siempre para mantener a sus hordas de fanáticos. Para dimensionar esto lo repito y avanzamos: recién corrieron a un jugador, un delantero francés, Florian Thauvin, quien aguantó 38 partidos y sólo metió ocho goles. Le pagaron alrededor de 8 millones de dólares. Pues sí, a razón de un millón de dólares por gol anotado.

Compare usted lo anterior con lo siguiente: Los Tigres son como los Cowboys de Dallas. Aquí juega como mariscal de campo Dak Prescott, quien cobra 40 millones de dólares por temporada (compare usted con Tigres, puf. Sobra dinero en Monterrey). Dallas es uno de los equipos más caros del planeta tierra... pero no juegan ni siquiera una final de conferencia (NFC) desde hace 27 años.

ESQUINA-BAJAN

Tesla llega con su inversión millonaria, voy de acuerdo, pero realmente ¿quiénes somos? ¿Simples maquiladores de automóviles? Lo escribí antes: Brasil, México y Portugal (eliminados tempranamente del Mundial de Qatar) comparten su pasión ciega por el soccer... y la militarización y caciques como gobernantes a lo largo de su historia (hoy aquí con Andrés Manuel López Obrador). Los aficionados y sus protagonistas creen en poderes mágicos los cuales los llevan a la victoria o a la derrota (el gato de Brasil, en su momento la corbata de la “suerte” de Ricardo La Volpe en México, el lloriqueo de Cristiano Ronaldo...).

Seamos francos, los jugadores y entrenadores comparten un bajo nivel educativo y cultural. ¿Ejemplo? No obstante haber estado en cinco mundiales y haber ganado harto dinero, el brasileño Dani Alves puede pasar de 4 a 12 años en prisión por una presunta violación a una señorita en España. De creer las crónicas y testimonios hasta el momento, el tipo la obligó a tener relaciones sexuales en un baño y éste terminó en... quince minutos. En fin, mundo real. Héroes de barro. Ni para ser buenos hombres sirven.

La poesía de Michel Houellebecq se alimenta no pocas veces (casi siempre) de la desdicha y odios latentes en la ciudad y sociedad. Comparte y reparte infortunios y calamidades. Pero acaso, ¿no es esto precisamente la vida misma? Ácido, en un poema habla de cómo los televisores enganchan a las masas de cautivos que “vuelven a sus casas”, los cuales ven arrellanados ese deporte pedestre llamado soccer.

El francés arriesga todo en su mazo de naipes al definir esa locura de deporte como “felicidad”: Si tuviera ganas de ser feliz / Aprendería bailes de salón / O me compraría un balón / Como esos autistas maravillosos. Es un poeta y no un comentarista de soccer quien nos dice lo siguiente y define perfectamente este negocio...

LETRAS MINÚSCULAS

El futbol es “el triunfo de la confusión”. Lea al gran poeta y narrador Michel Houellebecq. ¿Y Tesla? El triunfo del dinero.

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