El libro como patrimonio

Opinión
/ 8 septiembre 2024

“En un mundo caótico, adquirir libros es un acto de equilibrio al filo del abismo”. Walter Benjamin

Palabra, pensamiento, razón y ley: eso significa logos, una etimología griega y un término filosófico que se le atribuye a Heráclito, quien denominaba logos a la necesidad universal o a la ley del ser. Estos sustantivos: palabra, pensamiento, razón y ley, son también conceptos que a lo largo de la historia de la humanidad han evolucionado y se han transmitido de diversas maneras. Irene Vallejo dice que a Heráclito no le importaban los honores ni el poder, su principal objetivo era encontrar el logos del universo: “en el principio era el logos” dice el filósofo.

En César y Cleopatra de George Bernard Shaw, se refieren a la biblioteca de Alejandría como la memoria de la humanidad. Cuentan que en el tiempo de Marco Antonio y Cleopatra, éste le regaló doscientos mil volúmenes para la Gran Biblioteca. Así de importantes eran los libros, donde se encuentra precisamente la palabra. La palabra escrita que se vuelve memoria, documento, fuente del conocimiento: Toda biblioteca es un viaje; todo libro es un pasaporte sin caducidad... la lectura como brújula, abre los caminos de lo desconocido.

Y, ¿por qué traigo esto a cuenta? El próximo fin de semana se celebra la Feria del Libro en el vecino municipio de Arteaga y más allá de slogans y publicidad o propaganda, me he preguntado si tenemos el acceso suficiente a los libros y al conocimiento, fuera de un evento anual y sin mencionar el problema del transporte que realmente haría accesible el evento a los pobladores de nuestra ciudad. Saltillo cuenta con poco más de un millón de habitantes, haciendo una búsqueda rápida y muy superficial, he encontrado que en la capital del Estado existen menos de veinte librerías entre comercios establecidos y librerías de viejo, esto sin contar a los libreros que decidieron migrar al comercio por internet. El acceso es limitado y es importante mencionar que en la última década han desaparecido además, bibliotecas y librerías como: la Biblioteca Central “Ildefonso Villarello”, “Elsa Hernández”, Librería “Zaragoza”, “Cristal” y “Martínez”, librería “Sofía”, “Kim”, “El Quijote”, “Julio Torri”, “El Navegante”, la Librería del “Fondo de Cultura Económica”, la biblioteca de la “Capilla Landín”, además de los espacios que se encuentran cerrados por falta de mantenimiento y ¿qué cree? La mayoría de estos espacios dedicados a la palabra, se encontraban justamente en nuestro Centro Histórico, ¿coincidencia? No creo.

En un libro se encuentra la memoria escrita con palabras, palabras que nos dan sentido y que constituyen nuestra forma de comunicarnos y de transmitir el conocimiento; la escritura y la lectura permite crear distintos lenguajes, desarrollar el espíritu crítico, viajar sin moverse de la silla, entender el mundo, crear nuevos escenarios, nuestra cultura. Las librerías y las bibliotecas reúnen, son espacios que cuentan con una atmósfera muy particular, Orwell decía que la ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento, ¿será que al prescindir de estos espacios de lectura y de acceso a otros mundos y otros pensamientos nos está volviendo inconscientes?. El efecto que tienen las librerías y bibliotecas en los habitantes de una ciudad es irremplazable, su atmósfera pacífica, callada y serena invitan a una especie de espiritualidad bibliófila en donde se puede interactuar con este objeto milenario que ha sobrevivido el paso del tiempo.

En esta conmemoración de la fiesta de los libros en Arteaga, cabe la reflexión sobre la desaparición de estos espacios que hacen falta y son necesarios para el desarrollo de nuestra cultura, o como diría Borges: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación. Portadores de códigos y mensajes, de ahí la importancia de preservarlos y preservar los lugares en los que se encuentran.

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