Iniciamos este 2024 con mucha actividad económica y financiera de la cual estaremos hablando en este año porque hay temas candentes, empezando por las elecciones presidenciales, estatales y municipales para gran parte de nuestra república. Quiero empezar analizando el problema principal, desde mi perspectiva, para lo que resta de la presidencia actual y desde luego, para México. El gran problema de PEMEX.
El reto para la petrolera más endeudada del mundo es poder seguir adelante en un año en que el gobierno no tendrá dinero más allá de los presupuestado, y eso si se cumplen varios de los supuestos que se han hecho como que creceremos arriba del 3.3 por ciento en el producto interno bruto y que las tasas de interés comerciales bajarán al menos 3 ó 4 puntos porcentuales en el primer trimestre del año o que la tasa de referencia del Banco de México bajará a menos de 9 por ciento antes de que termine el año. En cualquier caso, el mejor escenario prevé que algunos de los supuestos se cumplan, pero no todos y en consecuencia, los problemas de PEMEX crecerán.
TE PUEDE INTERESAR: El costo económico de cerrar los puentes internacionales
En esta semana el Presidente de la República externó en su conferencia mañanera que durante su sexenio se había mejorado a la empresa paraestatal. Dijo que había crecido la producción en 431 mil barriles diarios y que había mejorado en sus resultados en 21 mil millones de pesos todo esto en el último año. Pues lo dicho es cierto, pero lo que el Presidente no dijo es que la paraestatal debe casi mil millones de pesos y que si bien la producción ha aumentado, las caídas de la producción en ciertos momentos han dejado sin aliento a los inversionistas tenedores de bonos, y lo que es peor, él recibió el país con una producción de mil 900 barriles de petróleo por día, que hoy presume con crecimiento en solo mil 660 barriles diarios. Tampoco dijo el Presidente que los bonos de PEMEX están considerados a nivel internacional como bonos “chatarra”, prácticamente nadie los compra porque se sabe que la empresa por sí misma no genera utilidades. Es más que evidente que la empresa sobrevive gracias a que los mexicanos le damos dinero a esa empresa a través de nuestros impuestos cada año para que no cierre sus operaciones y se dé una quiebra real, porque contablemente ya está más que quebrada.
Tampoco dijo el Presidente que los pasivos de la empresa están creciendo. La pensiones y jubilaciones otorgadas por nuestra petrolera cada año se incrementan porque el número de jubilados y pensionados va en aumento exponencial. Para que se dé una idea, en este momento hay más jubilados y pensionados que trabajadores en activo. Y este problema se va a mantener porque el costo de las pensiones simplemente va en aumento. El sindicato de PEMEX se ha convertido en un botín político, por lo que las exigencias de los trabajadores se han venido cumpliendo desde hace décadas, como una forma de dirigir las preferencias electorales. Con lo anterior se ha aumentado la presión sobre las finanzas de la empresa, creando una necesidad permanente de tener fondos del gobierno, ya que lo que genera no alcanza. Ni qué decir de las deudas con los proveedores, que siguen sin pagarse a una gran mayoría de ellos.
Por otro lado, la deuda de PEMEX es un gran lastre para todos los mexicanos, pues nosotros acabamos pagando la ineficiencia de la empresa. El perfil de vencimientos de deuda se situó al 30 de septiembre de 2023 en 105.8 mil millones de dólares. De enero a septiembre del 2024 el compromiso de pago de deuda será de 16.4 mil millones de dólares. Un mundo de dinero que no tendremos este año, y que no forma parte del presupuesto. Hay que estar pendientes de estas fechas.
El asunto no es menor por dos grandes razones. El primero es que también se tendrán que adecuar los intereses derivados de la deuda del presente año, y a como están de elevados, no ayudan en nada a buscar soluciones para pagar. El segundo es que por ser un año electoral, los recursos van a estar más dedicados a proyectos que tengan influencia en los votantes y eso deja poco margen de maniobra para asignar dinero a PEMEX. La solución solo puede ser renegociar la deuda a mayor plazo e interés, lo que seguirá poniendo presión a las finanzas del país, porque todos sabemos que la petrolera no tiene dinero para esto y probablemente para nada más.
Sin embargo, hay una pequeña esperanza de recuperación, pues dos conflictos internacionales están haciendo que el precio del petróleo se incremente; el enfrentamiento entre Israel y Hamas en oriente medio y el conflicto no declarado entre Venezuela y Guyana. Este último es precisamente por territorio que tiene importantes yacimientos petroleros, mayores que los de Kuwait. Hoy la mezcla mexicana está en 67.7 dólares por barril en contratos a 30 días, pero ya hay especialistas en proyecciones que aseguran que el barril de crudo podría llegar nuevamente a 90 dólares. Esto sería “oxígeno puro” para la empresa.
Para concluir, PEMEX se ha vuelto un dolor de cabeza para las finanzas públicas y para el propio Presidente, que necesita que su estrategia de “soberanía energética” se capitalice antes de que termine su mandato. La refinería de Dos Bocas en Tabasco empezará a refinar, según dicen, a finales de año, por lo que el Presidente no verá su obra cumbre terminada, y eso no ayuda a PEMEX para poder sustituir importaciones de gasolina por producción nacional, que de entrada, le daría más recursos. Tampoco ayuda la expropiación de la planta de hidrógeno de Tula (propiedad de Air Liquide), que ya está parada porque no hay recursos para operarla (por parte de Pemex Transformación Industrial), y como lo lee, tampoco tiene el personal especializado, creando un caos y daños a la industria. Además, el efecto negativo generado entre inversionistas del sector de las energías reduce la confianza para invertir en México y puede haber efectos hasta en el nearshoring.
No se están haciendo bien las cosas y “se está tirando dinero al basurero”. PEMEX está quebrada contablemente y solo hay dos caminos en el futuro para la petrolera; dejarla morir en el abandono con las consecuencias sociales que este hecho generaría o rehacerla completamente, para que como el ave fénix, renazca desde sus cenizas. Ninguna de las dos cosas va a suceder, así que habrá que pensar de dónde va a salir el dinero para sostener a la empresa de todos los mexicanos.