Elección 2024: Ganadores y perdedores (1)
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Gana Andrés Manuel López Obrador, quien desde 2018 dejó de lado su papel como presidente de todos los mexicanos para actuar −sin cortapisa legal o presupuestal alguna− como el operador electoral de Morena. Logra su objetivo: dar continuidad a su “proyecto de transformación” a imagen y semejanza de sí mismo, con el manual del PRI de los años setenta para ganar elecciones desde el aparato de Estado.
Gana Claudia Sheinbaum con una votación histórica −33 millones 226 mil votos− superior a la de su mismo avatar, López Obrador −30 millones 113 mil votos−. Su triunfo, justo es decirlo, es una fusión de un posible fraude cibernético, una ayuda puntual del crimen organizado y una compra masiva de votos, apuntalada por 3 billones de pesos desparramados en programas sociales y transferencias económicas directas −entre clases populares y comunidades campesino-indígenas− a lo largo de seis años.
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Claudia llega a la Presidencia con todo el poder para convertirse en una autócrata, en una versión más refinada y superior a la de su antecesor, porque cuenta con la mayoría calificada en el Congreso y en el Senado para realizar las reformas constitucionales que adecuen el estatus actual del Poder Judicial de la Federación, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el INE y el INAI, entre otros organismos, de acuerdo a los objetivos de la 4T.
Gana Manlio Fabio Beltrones ante la mirada siniestra y torva de Alejandro Moreno, “el sepulturero mayor del PRI”, para constituirse en la última tabla de salvación del partido.
Gana el PAN al ubicarse en un segundo lugar nacional por la votación alcanzada a nivel nacional; aunque alejado de Morena que ocupa el primero.
Pierde Xóchitl Gálvez porque no supo reinventar su candidatura con el coraje y la determinación necesarios, entre las aguas pantanosas y turbias de sus supuestos aliados: PRI, PAN y PRD.
Pierde la coalición Fuerza y Corazón por México en su intento por utilizar la candidatura de Xóchitl para obtener la mayoría calificada en el Congreso y en el Senado, así como retener y ampliar las gubernaturas de oposición.
Pierde la poderosa efervescencia emocional de la Marea Rosa porque no pudo traducirse en votos contantes y sonantes a favor de Xóchitl; en estas elecciones, a nivel nacional, la participación fue de 60.05 por ciento contra 56.4 por ciento en 2018.
Pierden los operadores panistas y priistas de la CDMX y de Coahuila, por no haber arreglado la fractura provocada por la publicación del Pacto Coahuila que puso en crisis la coalición Fuerza y Corazón por México en Coahuila. Esta imposibilidad marcó la derrota del PRI en Piedras Negras y puso en riesgo la victoria en Torreón. Y además, evitó el fortalecimiento electoral del PAN; el cual, con 65 mil 793 votos, pasó a ser la cuarta fuerza electoral en el estado.
Gana Manolo Jiménez Salinas porque consolida Saltillo como la capital tricolor y amarra 30 de 38 municipios de Coahuila para superar los 18 municipios obtenidos en 2018 y los 25 en 2021.
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Gana Jericó Abramo Masso al afirmar, contra tirios y troyanos, su alta rentabilidad electoral, basada en su trabajo, su cercanía con la gente y sus resultados en el Congreso Federal.
En esta elección obtuvo 107 mil 038 votos. Más que cualquier otro candidato a diputado federal de los 8 distritos en contienda por Coahuila.
En 2021 logró 94 mil 255 votos: 30 mil por encima de su contrincante de Morena que ocupó el segundo lugar. Y en 2015 ganó 52 mil 093 votos, 21 mil más que su inmediato seguidor de militancia panista.
Manolo Jiménez Salinas pierde en cuatro frentes:
(continuará).