Feria Internacional del Libro Coahuila y mujeres escritoras coahuilenses

Opinión
/ 19 septiembre 2021

Después de ser aplazada una y otra vez, hoy celebramos con bombo y platillo el regreso de la Feria Internacional del Libro Coahuila (FILC), adaptada perfectamente en su versión 2021 a formatos obligados por la contingencia sanitaria, que todavía no puede alejar su temible presencia entre nosotros. Con menor número de editoriales, pero muy bien seleccionadas y en número muy suficiente, el espacio de exhibición y venta se volvió más amplio y con mejor visibilidad. Los pasillos que separan los puestos proporcionan un área cómoda y respirable, mientras que los talleres infantiles se adaptaron en espacios al aire libre para protección de los niños, uno de los públicos prioritarios de la Feria. Sus eventos culturales, conferencias y presentaciones de libros se mueven entre los modos en línea o presencial y la combinación de ambos en lo que se denomina formato híbrido. El eje temático de esta 23 edición de la FILC es “Mujer, Literatura, Sociedad”. “La cantidad de hombres y mujeres coahuilenses que participan en nuestro programa es igual en número, de hecho son un poco más de mujeres, la igualdad de género ya no será excepción”, dijo el gobernador Miguel Riquelme en la inauguración.

Una de las escritoras coahuilenses poco recordada y que en su momento fue reconocida internacionalmente es Lilia Rosa, seudónimo con el que escribió Lilia Rosa del Mazo de Groués. Muy joven publicó en 1949 “La Brecha Olvidada”, su primera novela. Autora y novela fueron uno de los muchos descubrimientos de las letras mexicanas lanzados por la Editorial Botas. Luego fue publicada por entregas en los periódicos “La Prensa”, de Los Ángeles, California, y “La Opinión”, de San Antonio, Texas. La novela anuda los hilos de la trama en el inmenso escenario del norte mexicano y retrata los tipos esenciales de su gente. La pluma de Lilia Rosa supo convertir personajes y lugares en prototipos que reflejan con soltura los infinitos horizontes de su propio paisaje interior y exterior, escenarios norteños áridos y vastos, propicios a los tipos que los habitan, un poco rudos, pero igualmente ricos y profundos. La crítica le dio la bienvenida con estas palabras en El Universal: “Resulta de un equilibrio admirable para ser su primera obra... En casos como este, no es de felicitarse a la autora, sino a las letras nacionales, por agregar a sus filas no tan sólo un nuevo esfuerzo: también otra realización”.

“Vainilla, bronce y morir”, su segunda novela vio una segunda edición y le mereció el Premio de Literatura Lanz Duret, que entonces otorgaba cada año El Universal. Sus páginas la publicaron casi al mismo tiempo que los periódicos estadounidenses que ya habían publicado la primera. “Vainilla, Bronce y Morir” se consolidó cuando la industria cinematográfica la vertió a la cinta de celuloide en una película mexicana protagonizada por Ignacio López Tarso, Elsa Aguirre, José Gálvez, Luz María Aguilar y José Baviera. Diez años después de la primera novela vio la luz la tercera, “Noche sin fin”. Los cuentos de Lilia Rosa se publicaron en el Anuario del Cuento Mexicano del Instituto Nacional de Bellas Artes y en las revistas Casa de Coahuila, Provincia, Mujeres, Madame, Humanidades y Revista de Cultura. Sus novelas han sido objeto de estudio en tesis de la Universidad de Texas. “Vainilla, Bronce y Morir” fue seleccionada, entre otras obras, para un estudio de la novela mexicana en la Universidad de Kansas. Fue columnista y articulista en “El Siglo de Torreón”.

En 2012, la Dirección Municipal de Cultura de Torreón reunió algunos cuentos de Lilia Rosa, dispersos en distintas publicaciones, y editó el libro “Basilisa, mi tía difunta y otros cuentos” como homenaje a la autora, quien vivió parte de su adolescencia en Torreón. Azares del destino la llevaron a residir en Ciudad de México. Sin embargo, fue saltillense de corazón y de nacimiento. Aquí nació y vivió su infancia y lo recordó siempre con orgullo.

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