Fotomultas: ¿son la respuesta a los percances mortales en Saltillo?

Ante la preocupante estadística que muestra el deterioro de la seguridad vial en Coahuila y Saltillo, diversas voces han planteado la necesidad de reimplantar en la capital coahuilense el sistema de “fotomultas” establecido durante la administración que encabezó Isidro López.

“El gobierno municipal y el gobierno del estado definitivamente tienen la capacidad política y técnica para implementar las fotomultas de nuevo y el no hacerlo es meramente una decisión de capital político”, ha dicho Diana Infante, especialista local en el tema.

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De su lado, la urbanista Sofía Bertello Hernández ha planteado la necesidad de contar con una visión más amplia del fenómeno, a fin de atacarlo desde distintos frentes y no solamente con la aplicación de las fotomultas, pues “al final el objetivo es salvar vidas y tener una ciudad segura para que todos los usuarios y usuarias puedan transitar en ella”.

En efecto, la instauración de un mecanismo para imponer sanciones -a través de un medio tecnológico- a quienes violen los límites de velocidad en la ciudad solamente ataca una de las aristas de un fenómeno que es mucho más complejo y, por tanto, demanda soluciones de amplio espectro.

Las fotomultas sin duda ayudan a inhibir la circulación a alta velocidad en las zonas urbanas, pero éste no es el único problema detrás de la preocupante estadística relativa a la inseguridad vial. Además de la velocidad existe un grave problema de falta de pericia al conducir, así como de malas condiciones mecánicas de las unidades automotrices, o el hecho de que muchas personas conducen bajo el influjo del alcohol o las drogas.

No basta por ello con multar a quien conduce a exceso de velocidad para atender de manera eficaz el problema de la inseguridad vial en nuestras calles. Además se requiere un modelo que impida la expedición de licencias de conducir a quienes carecen de las habilidades para ello; el establecimiento de sanciones ejemplares para quien conduzca en estado de ebriedad y, sobre todo, la erradicación de la impunidad al momento de castigar infracciones.

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Este último aspecto es de la mayor relevancia. Y es que hoy en día existen amplios espacios de impunidad para quienes gozan “de influencias” y, gracias a ellas, pueden evadir el castigo que implica violar las reglas de tránsito.

El problema es que la permisividad de las autoridades ante este tipo de conductas cuesta vidas humanas o implica que personas inocentes padezcan secuelas para el resto de sus vidas. Se trata, en síntesis, de una realidad que resulta intolerable y a la cual es imperioso poner un alto.

El restablecimiento de las fotomultas puede ayudar en este propósito y por ello las autoridades municipales deben considerar dicha posibilidad. Pero no es la única medida que se requiere implementar para atajar un problema que cada día crece más y enluta familias de forma cotidiana.

Debido a esto último, lo que más hace falta es que se manifieste el sentido de urgencia que existe para iniciar el proceso requerido para transformar esta realidad en el menor plazo posible.