Hablemos de depravación...
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...Política, social y del lenguaje
Les platico:
En el tema político, abundan los botones de muestra.
Me voy a referir a dos de los más patéticos: Miguel Treviño de Hoyos y Samuel García, a la sazón alcalde −el primero− del otrora municipio modelo de México y hoy convertido en un desastre; y usurpador de las funciones de gobernador, el segundo.
Como “postre”, en el Cajón de Sastre mencionaré a uno de los muchos sampetrinos que han convertido a San Pedro Garza García en un ejido cínico de hiperlactantes costumbres. ¿Arre? ¡Arre!
Manuel Treviño de Hoyos
Es causante de la quiebra de cientos de comerciantes del Centrito Valle y del Casco de SPGG.
Al más puro estilo de la 4T, “inauguró” hace unos días las obras inconclusas del Centrito.
Inconclusas, sí, a grado tal de que un humilde camión repartidor de cerveza o refrescos no puede dar vuelta en las calles debido a que desaparecieron carriles de circulación y por ende se volvieron más estrechas.
Un simple giro es todo un suplicio y para manejar ahí se necesitará licencia para conductor de tractocamiones quinta rueda.
La gente tiene que sortear zanjas y material tirado por todos lados.
Cuando Miguel se aventó un recorrido a pie para “supervisar” los “avances” del Casco, una señora que vive en esa zona desde hace 30 años salió a increparlo portando la camiseta que aparece en la portada de este artículo.
Platiqué con ella y me dijo que Miguel es un depravado de la política.
Y de pasada me dijo que ese calificativo les viene bien también a quienes lo hicieron alcalde, porque “tanto peca el que mata a la vaca como quien le coge la pata”.
Samuel García
Depravación significa torcer o corromper, según la Real Academia Española (RAE).
“Es un comportamiento cruel, violento o contrario a las reglas morales de la mayoría”.
La definición le cae a Samuel como anillo al dedo, pues es cruel prometer en campaña que terminaría su sexenio como gobernador y miren con lo que nos salió.
Encima es cruel porque pretende endilgarles como alcaldesa a los regiomontanos a Mariana Rodríguez, su esposa.
Es violento porque dos de los muchos actos que ha cometido entran en esa categoría:
1. Repeler con la fuerza pública a los habitantes de los municipios a los que no ha entregado 2 mil 300 millones etiquetados de participaciones federales.
2. El zipizape que se armó la noche del 1 de diciembre, cuando se encerró en el Palacio de Gobierno esperando hasta última hora a que el presidente López Obrador lo ayudara a resolver la bronca de su licencia y que al no llegar la respuesta del Palacio Nacional, causara su situación actual de usurpador de funciones, con el alto riesgo de que se le finque un juicio político.
Y su actuar ha sido contrario a las reglas morales de la mayoría, pues se bajó del puesto que ganó por votación de la mayoría de los nuevoleoneses, luego quiso volver a treparse y se llevó entre sus extremidades inferiores la regla de que sólo el Congreso local puede autorizarle la cancelación de la licencia que pidió, y ésta aún no se da.
CAJÓN DE SASTRE
Hace meses, cierto sampetrino que se hace llamar Frank Salazar tuvo la ocurrencia de usar un patín del diablo motorizado para pasearse a sus anchas por el túnel que conecta a Monterrey con SPGG y luego repitió la “gracia” en la calzada Del Valle.
Traía en su retaguardia a un auto con luces estroboscópicas para uso exclusivo de vehículos oficiales de seguridad pública.
Obvio, arriesgó la seguridad de quienes tuvieron la desgracia de topárselo haciendo semejantes babosadas.
Ni uno sólo de los genízaros de Miguel Treviño se hizo presente para llamar a cuentas a este adorador del Instagram y otras redes sociales, donde exhibe sus “aventuras”.
Incluso da consejos a sus amigas casadas, no a las solteras, dicho tal cual por él mismo.
En su FB dice que es director de Ecología de Apodaca, Nuevo León.
Consulté con el director de comunicación de dicho municipio y me dijo que no es cierto.
El mentado Pancho Salazar debe frisar los 50 años y anda haciendo cosas de mocoso, lo cual incluye su rara forma de escribir y hablar.
En su video en el túnel usó como fondo una pieza musical cuya letra dice: “no ocupo a nadie, me mamo solo, me festejo solo, soy feliz conmigo mismo”.
Esto, en alusión obvia a que recién se divorció de la madre de sus hijos.
En la publicación que hizo sobre su “aventura” en el túnel, le escribí:
¿Sólo? ¿Y la escolta? Pfff.
Y me respondió con esta jerigonza mamona, como mamona es la letra de su canción:
“Cachi cholo ombe... no es tema...”.
El pobre Instagram desplegó en seguida la opción de traducción.
¡Claro que es tema!
Porque si este adolescente cincuentón anda haciendo esos Panchos arriesgando la seguridad de otros es porque en SPGG se le rinde pleitesía a los que presumen ser de pedigrí.
Para eso tiene dicho ejido cínico, como alcalde, a Miguel.
Y como decía mi abuela la alcaldesa: “no es cierto que los pueblos tienen los gobernantes que merecen, los sampetrinos y los nuevoleoneses merecen unos peores...”.
Ya sé, en todo México hay especímenes como éstos, pero −créanme− los que tenemos en NL y en SPGG, se cuecen aparte.
Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván.