Hablemos de Dios 175
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TEMAS
Gracias por atender esta larga saga de textos “Hablemos de Dios.” Ahora en un tema o rama o arista el cual ha pegado harto, el pacto fáustico: el Diablo, Satanás, Belcebú o como usted quiera llamarle al maligno, siempre responde y rápido a los llamados o quejas de los humanos para el famoso trueque ancestral: cambiar tesoros por nuestra inservible alma. Es el famoso y eterno pacto con el diablo.
Lo comentamos antes: desde el origen de la misma humanidad, los hombres han pensado en la dicotomía: bien y mal. El bien contra el mal. Mejor escrito, primero lo sintieron y luego lo ideologizaron, lo pensaron. Ahora en orden para arreglar mis torpes pensamientos: primero fue la concepción primigenia y básica de la idea de la existencia de un Dios el cual creó el mundo y lo rige. La concepción antagónica era obligada: la figura del diablo, del demonio, de donde proceden nuestros males, azares nefastos y calamidades.
No pocos comentarios me están llegando con este tema o arista dentro de esta ya larga y dilatada saga. Pactar con el diablo, hablar con él como se habla con Dios (en teoría). Algunos lectores me han comentado que la maldad siempre es más apasionante y divertida y tentadora que el bien. Pues sí, siempre es así desde el origen de los tiempos.
Y lo vimos en el texto pasado, cualquier buen escritor que se precie de serlo, ha tenido que explorar la anterior idea: el tema del pacto fáustico o de plano, tratar de definir al maligno, al Diablo, a Satanás, a Lucifer... la ocasión anterior le presenté citas de Giovanni Papinni, Schiller, Charles Baudelaire, San Anselmo, San Juan de la Cruz. Paul Valéry... Hoy lea usted la nueva camada de sentencias, párrafos y aforismos sobre nuestro tema: el mal, el pactar con el diablo, Satanás y un largo etcétera.
“Si Satanás pudiera amar, dejaría de ser malvado”.
Santa Teresa de Ávila.
“Nunca olvides que el Diablo, con toda seguridad, es el mejor amigo que la Iglesia jamás haya tenido. El es el culpable de la falsa doctrina de la divinidad y del castigo; del cielo y del infierno”.
José Carlos Valverde.
“Siempre me he identificado con Lucifer porque él quería ser Dios y no iba aceptar las reglas de otro. Entonces lo echaron del cielo y creó sus propias reglas. Si la otra parte hubiera escrito la Biblia, Lucifer sería nuestro salvador”.
Frase del famoso cantante de rock, Marilyn Manson.
“El demonio y las mujeres siempre se entretienen. Es centro del demonio el pecho del pecador”.
Pedro Calderón de la Barca.
“Cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos para arruinar una existencia o trastornar un imperio, es muy extraño que no se halle inmediatamente a su alcance algún miserable al que no haya más que soplarle una palabra para que se ponga seguidamente a la tarea”.
Alejandro Dumas.
ESQUINA-BAJAN
“En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista...”
C.S. Lewis.
“El diablo no existe. El diablo es una invención de nuestra razón maligna. Lo han inventado los hombres para justificar sus torpezas y también en interés de Dios para agraviarle. No existe más que Dios y el hombre y nadie más. Todo o que se parece al diablo –por ejemplo Caín, Judas, Iván el Terrible– es siempre invención de los hombres y es inventado para endosar a una sola persona los pecados y malas acciones de la humanidad. Créeme. Nosotros, que somos unos trapaceros, teníamos la necesidad de simular e imaginar algo que fuese peor que nosotros, como el Diablo”.
Máximo Gorki.
Estimado lector, le puse pareados los dos anteriores párrafos o reflexiones de dos ases de la literatura universal, porque sus opiniones se complementan, pero también son divergentes. Son un buen contraste. ¿El Diablo entonces existe o no existe, es algo que nos habita, forma parte de nuestro ADN o es alguien o “algo” externo al ser humano?
¿Nosotros lo hemos creado al igual a Dios y a toda la corte de Ángeles y querubines y santos? Imagínese usted en la espesura de un bosque tupido en la antigüedad. Por el día es una bendición para cazar y recolectar frutos. Pero con el paso del día a la noche, aquello se convierte en algo aterrador: la oscuridad lo cubre todo y los aullidos y lamentos de fieras carroñeras laten bajo las sombras. En este duelo, no gana la luz, sino el mal y las tinieblas: el Diablo.
LETRAS MINÚSCULAS
“Mi opinión es que si el diablo no existe, si ha sido creado por el hombre, éste lo ha creado y echo a su imagen y semejanza”.
Fedor Dostoievski.