Hay signos notables de que la UAdeC va corrigiendo su camino

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Es de justicia reconocer los esfuerzos de calidad que se han ido implementando en el caminar de la casa de estudios, pues de esa manera se irá escalando a mejores lugares dentro del ranking nacional
Las manchas provocadas a la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), durante administraciones pasadas y relativas a asuntos de carácter económico, se han ido subsanando hasta en un 80 por ciento, según declaraciones hechas por el propio rector Octavio Pimentel.
Aquí cabe preguntar de qué forma las ha limpiado, pues antes era común saber que de ahí salía una caterva de tipos deshonestos a los que luego se les echaba tierra, creando una impunidad que les hacía vivir sin problemas, en lugar de pagar su culpa en alguna mazmorra.
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Cabe hacer otra pregunta: ¿ese 80 por ciento, del que habla el rector, contempla los pendientes que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha reclamado a la institución? ¿Es posible saber de qué forma fueron subsanados?
Hemos constatado que, desde que tomó posesión el rector, se han ido implementando estrategias, imprimiendo una nueva imagen a la universidad mediante mejoras físicas, reconfigurando la construcción de los planes de estudio y también lo relacionado con la propia estructura administrativa. También se ha dado gran impulso al área de los deportes, a la de investigación y, sobre todo, en la vinculación con la ciudadanía, que es la que aporta, mediante el pago de impuestos, los recursos para que todas esas tareas se concreten.
Es de justicia reconocer los esfuerzos de calidad que se han ido implementando en el caminar de la casa de estudios, pues de esa manera se irá escalando a mejores lugares dentro del ranking nacional.
Algunas mínimas acciones importantes, que considero conveniente ser tomadas en cuenta, son: emparejar los planes de estudio que vayan concatenados con el ritmo que nos va llevando la vida en la actualidad; la forma de cribar el gran número de alumnos en escuelas y facultades, de manera que lo cuantitativo no incida sobre lo cualitativo; y asimismo instituir protocolos para la selección de los docentes respetando la libertad de cátedra, etcétera.
En estricta reciprocidad debe ser una obligación mostrar a la ciudadanía el adelanto de los programas citados con anterioridad, de manera que se compruebe que el dinero que se paga para su funcionamiento sea bien empleado y los coahuilenses nos sintamos orgullosos.
Es sano que la institución programe auditorías internas en todas las ramas de su quehacer cada determinado tiempo, pero no para que se conviertan en una cacería de brujas o cena de negros, sino con el objetivo de que el trabajo que se desarrolle camine sobre líneas de acción marcadas por los manuales de organización.
Hay otro punto de gran importancia que, en otra ocasión, ya había comentado hace un buen tiempo, al referirme a la forma en que se elige al rector, en el sentido de que esta debe derivarse de una auténtica democracia intramuros que reafirme la verdadera autonomía de la que tanto alardean.
Es imprescindible que los rectores sean elegidos por notables académicos de la propia institución, sin que medie la intervención de ningún interés, tomando en cuenta que es un ente autónomo, y no sólo una fachada que simule la existencia de respeto a un equilibrio entre todos los sectores de la vida de nuestro estado.
Se nota que la universidad está sufriendo cambios sustantivos desde sus cimientos, cuyas raíces deben ser lo suficientemente irrompibles y donde despunten las fuerzas del saber y que, como nodriza, las disperse a los cuatro vientos, de manera que alimente a todos aquellos que se acerquen, pues ese es su papel.
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Presérvese el sentido de la libertad de elección, de justicia, cuya esencia esté sustentada en el derecho en toda su extensión, recordando lo que dijo Celso, el jurista del siglo II: “El derecho es el arte de lo que es bueno y equitativo”.
Atavíenla del decoro que todo templo del saber debe poseer.
Señor rector, denos la oportunidad de estar orgullosos de nuestra querida universidad quitando lo que no sirve. Hay que seguir caminando.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com