Jesús tergiversado entre las controversias y divisiones del cristianismo
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El domingo anterior no apareció VANGUARDIA, por lo cual no coloqué un artículo. Cerraba la Semana Santa y pensé en tomar un tema referente a su origen, que no es otro que Jesús de Nazareth. Aparte de las creencias o la fe de cada persona, existen en México más de mil instituciones que se declaran cristianas, cosa que nos habla de una contradicción profunda.
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Deseo recordar los inicios de varias opciones en Inglaterra, cuyo origen fue la ruptura con otras acepciones que había en ese momento, todas salidas de la rebelión luterana. Cuando Martín Lutero rompió con el papado (con mucha razón, debido a la corrupción de los papas renacentistas) se creyó que las dos corrientes que sobrevivirían serían catolicismo y luteranismo. Se equivocaban: de inmediato surgieron seis grupos que consideraban que Lutero interpretaba mal los ideales de Jesús. Se trataba de la interpretación de varios pasajes del Nuevo Testamento.
¿Interpretación?, ¿qué no era Lutero el gran hermeneuta de Europa? No, claramente no. Pronto se enfrentó a dos colosos: el primero, el gran humanista Erasmo de Rotterdam −tradujo el Nuevo Testamento directamente del griego en cuya versión hacía notar los errores de Lutero−, quien tradujo partes de acuerdo a sus conveniencias políticas, por ejemplo, la epístola a los Romanos, partes del evangelio de Juan y ciertas confusiones sobre san Pablo; además canceló la epístola de Santiago, porque claramente echaba abajo conceptos luteranos. Ambos tuvieron una controversia pública en la Universidad de Lovaina: todos los presentes consideraron que triunfó Erasmo, incluso Lutero, que reconoció que no fueron sus conocimientos, sino el dominio de la lengua lo que favoreció a su enemigo (Erasmo era el mejor latinista de la cristiandad y dominaba el griego con soltura).
El otro personaje que puso en aprietos a Lutero fue Thomas Müntzer, sacerdote católico quien, tras la rebelión y lectura de aquél, quiso poner en práctica el cristianismo como lo creó Jesús: a favor de los pobres. Müntzer encabezó una rebelión de los pobres, los campesinos y los mendigos, quienes atacaron conventos a los que robaron sus bodegas de alimentos y vinos, violaron monjas, mataron nobles germanos y quemaron edificios, incluyendo templos. Y fue ahí donde surgió el verdadero Lutero. En 1525 reunió a los ricos y predicó un sermón que se conserva, pues lo escribió a mano. Pedía a los nobles que no tuvieran piedad, que mataran a los campesinos: “pinchen, degüellen, corten, ahorquen”, etcétera: usó muchos verbos, todos de una violencia inaudita. Y murieron más de 100 mil pobres. Los ricos salían a hacer puntería sobre ciegos, cojos y otros miserables.
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Pronto hubo agrupaciones múltiples que se odiaban. Nada más en Inglaterra tuvieron lugar masacres entre católicos, calvinistas y anglicanos. Las matanzas eran despiadadas. Varias comunidades cristianas huyeron del país. Y, debido a las casualidades de la historia, se les abrió la opción por América. De ahí la llegada de los Padres Peregrinos, seguidos por los cuáqueros. El dominio de los primeros trajo a América la maldad: a las primeras cuáqueras que tuvieron a mano les cortaron las orejas y las colgaron en la playa mirando hacia Europa.
Una vez más me quedaron temas, datos e interpretaciones en la cabeza. Concluyo que lo que dijo Jesús, lo que dicen los Evangelios, quedó relegado para casi todas las designaciones que se nombran cristianas. ¿No saben leer?