La casa: Segunda parte
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Nuestro entorno es fundamental para la construcción de la memoria. El hogar es donde nacen los afectos y la relación con los seres con los que convivimos. ¿Son las condiciones en las que crecemos que delimitan lo que somos? Los espacios privados existen para atender ciertas dinámicas, mismas que se van modificando a partir de nuestras experiencias. En ese sentido, la casa nos lleva a las complejas evocaciones del cuidado, la infancia, los sentimientos que se entretejen.
Desde el imaginario también construimos los espacios que deseamos habitar, les damos un valor simbólico, transitamos en ellos con el profundo deseo de permanecer en un espacio individual, de confort, de protección, para aislarse o para compartir. A partir de esa idea, Diana Velázquez -artista visual de Guadalajara, Mx.- a través de su proyecto La Casa Imaginada, recrea espacios digitales o virtuales blancos, luminosos, llenos de aire y tranquilidad visual, lugares para repensar que el hogar es una acción que existe en la memoria y no el espacio físico, es un espacio mental donde indagamos sobre nuestra realidad.
Bajo otra materialidad, el trabajo de Mar Gasca Madrigal -grabadora y ceramista de Cuernavaca- me parece de una sutileza y calidez absoluta, sin mencionar el gran desempeño técnico. Su tema de investigación-creación dentro de la gráfica son los nidos de aves, a veces acompañados de huevos, hojas o ramas. En sus obras observamos la metáfora del nido y la casa; la delicadeza de los trazos y los materiales muestran el sofisticado universo estético de las formas constructivas de los nidos, y al mismo tiempo, hace un contrapunto desde el simbolismo de la fuerza del tallar la placa metálica. El libro de artista Origen y transformación, el nido y su tridimensionalidad en papel (2020) originalmente era un cuaderno de apuntes en donde plasmó sus reflexiones del tema y dibujos de piezas por hacer. Finalmente evolucionó desde la poética de “la idea y el objeto” y devino una obra que muestra el origen de muchas otras obras, algunas ya creadas y otras que aún no ven la luz. Para la artista, la gráfica es un acto de revelación ante el mundo, es la construcción de nuestro entorno a través de los materiales que nos son afines.
Al mismo tiempo, mientras Mar gestaba nidos sobre papel en México, nace un proyecto participativo viajero en Uruguay, titulado Pliegues y repliegues de una cuarentena de Paula Giménez, artista visual interesada en la fabricación de papel. Bajo la necesidad de generar dispositivos artísticos que promuevan las diversas miradas del cotidiano, Giménez elaboró 10 libros de artista encuadernados en forma de acordeón, y fueron intervenidos de manera libre por 50 personas, siguiendo la lógica del Cadáver exquisito, contando su vida durante el encierro. De estas participaciones se generaron piezas muy nutridas, algunas desde la poética de la infancia y otras, desde la complejidad y colorido de la vida adulta. En noviembre 2022 la creadora y participantes accionaron el dispositivo, desplegando todos los libros al mismo tiempo, dando paso a nuevas lecturas sobre lo vivido durante el confinamiento y desde el gozo de la co-creación.
Quizá la vida se trata de eso, de hacer para nosotros mismos sin dejar de pensar en los demás, entendiendo que en el espacio íntimo se gesta lo que deseamos para nuestro entorno. Quizá en el origen de ese lugar está implícito la transformación, el movimiento y la creación constante, en el que podemos ir de lo imaginario al papel, del papel a lo digital, de lo digital a lo orgánico y de lo orgánico a lo comunitario.