La conjura magisterial
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“En la ley está la trampa”, reza un refrán francés de antaño. Escondió en el berenjenal de su articulado se encuentra acechando el artilugio para encajar el aguijón referido en la Biblia: “el aguijón de la muerte es el pecado, el poder del pecado es la ley”.
Durante años se ha narrado el atropello generado por Carlitos “N”, tanto en la sección 5 como en la 38 del SNTE en Coahuila. Una verdadera mafia del poder bien aceitada por el disque profesor que penetró de tal manera la estructura de la organización que le permitió mantenerse como el poder tras el trono durante los últimos 17 años, imponiendo ujieres al ton y son: choferes, carga-maletines, conseguidores o pimpos, llevándolos a la secretaría general de ambas secciones.
El sistema de elecciones era a través de delegados asignados y la aclamación, en un aparato burdo originado desde los años setenta del pasado siglo.
Pero la sorpresa se la llevaron los sátrapas sindicales cuando la ley laboral cambió y, por ende, el convenio 98 se hizo obligatorio en el País.
Hoy día, para toda elección sindical deberán ejercerse los derechos de
autonomía, libertad de agrupación y democracia, elementos a los que no estaban acostumbrados los profesores de la maña.
Un problema mayúsculo se generaba para Carlitos después de darse a conocer las trapacerías que, junto con sus hermanos, hicieron con los fondos magisteriales y de pensiones y de que un grupo bien organizado de profesores simplemente exigía el cumplimiento de la entrega de sus beneficios ganados.
Marchas, plantones, denuncias y la viva voz de un magisterio agraviado por años de salvajismo sindical generaron simpatía en la sociedad y un miedo en la administración, que hasta actuó en contubernio con sus patrones y mandó a cerrar la Plaza de Armas a los profesores, mostrando las fauces del orco mayor y definiéndolo como es: un lacayo encadenado con rostro de espantapájaros.
Terminados los argumentos sobre la renovación de las secciones sindicales en Coahuila, basados en el infantil argumento de la pandemia, los gánsteres estaban esperando las experiencias generadas en elecciones de otras secciones estatales para poder elucubrar sus tranzas, ya que la reforma les cambiaba la ecuación.
Fue entonces cuando entró en el escenario Arturo Alcalde Justiniani, padre de la secretaria del Trabajo y asesor del Frente Auténtico del Trabajo (FAT), quien está actuando como consejero laboral del SNTE nacional en esos delicados detalles de la renovación de cuadros seccionales.
Sólo que como a Carlitos y a su pandilla eso de razonar no se les da muy bien, pues no entendieron la lección y quisieron seguir con el esquema antiguo de las elecciones por aclamación; habían citado este 5 de diciembre a una asamblea seccional de la cual surgiría, según ellos, el nuevo dirigente de la 38, pero fallote.
De Ciudad de México les enviaron la convocatoria de renovación de cuadros que contiene los elementos de una elección universal porque pueden participar todos los afiliados a las secciones 5 y 38 y votar por la planilla que ellos consideren.
De esa manera, las elecciones se realizarán a través de urnas colocadas en escuelas designadas y eso cumple con la ley, sin embargo, el tiempo otorgado a los trabajadores para presentar sus propuestas a través de planillas es de tres días y la convocatoria fue dada a conocer el segundo día, por lo que sólo les quedó uno para conseguir actas de nacimiento, constancia de no antecedentes penales y comprobantes de pago a los candidatos. Capisci (diría don Vito Corleone).
Esperemos que, en esta ocasión, los diversos movimientos magisteriales y grupos opositores a la mafia de Carlitos, participen unidos porque solamente así podrán sacar a los Moreira de la SNTE y derrotar a su delfín que, dicen, tiene los colmillos muy afilados y ya grita que no le den, sino que lo pongan donde hay.
Cuídese porque las elecciones se ganan precisamente ese día y pueden haber sorpresas de escuelas con candado, como en el 2017, y otras mañas que bien saben los mafiosos descritos.
Una oportunidad de oro tiene el magisterio coahuilense de librarse de sus opresores y al mismo tiempo regresar el prestigio que el SNTE tenía en Coahuila y sus honorables dirigentes de los años sesenta y setenta. Éxito, compañeros, y adelante.