La deuda pública de Coahuila que nos ha dejado mancos

Nuestro estado ha padecido desde hace bastantes años la limitación de obra pública y social dejando sólo exiguos recursos para medio trabajar, en virtud del trasiego de cantidades importantes de dinero en la amortización de un débito a largo plazo junto con sus intereses correspondientes excesivamente monstruosos que tiene con la banca privada, y que nos sigue lastimando puntualmente cada mes interminablemente, pues en el horizonte, apenas en forma por demás difusa, se alcanza a divisar su final.
La historia registra muy claramente la fecha de la gestación del adeudo que ahora nos sofoca, pues antes los números existentes que se manejaban eran sanos que daban la oportunidad de trabajar con buenos recursos económicos sin la preocupación de pagar una deuda inexistente, pues recordemos que al término de la administración que encabezó Enrique Martínez, dejó al estado sin un compromiso de liquidar deudas bancarias, sólo una pequeña cantidad como un pasivo contingente de 300 millones de pesos, que como tal se refiere a hechos del pasado que en el futuro pueden ocurrir o no, calificando ese periodo como uno de los gobiernos mejor estructurados y consolidados.
TE PUEDE INTERESAR: Adquiérase experiencia en Coahuila de un gobierno de coalición no de colisión
En días anteriores, el gobernador Miguel Riquelme declaró que el Gobierno del Estado logró liquidar en su totalidad la deuda a corto plazo que tenía en una cantidad de 3 mil 300 millones de pesos, por lo que se deduce que ahora solamente persiste la deuda a largo plazo que ronda en los 40 mil millones de pesos, por lo que dejará un camino menos complicado en términos económicos que dé pauta a la solución de la problemática social del estado, que beneficie a los coahuilenses, cuyo ritmo debe estar basado para su desarrollo en una política económica con estándares aceptables en su gasto, por lo que el secretario de Finanzas que sea designado debe ser un activo con gran experiencia en esta materia sustentada en una planeación a largo plazo que garantice la liquidez necesaria para pagar.
Es claro que el gobernador electo, Manolo Jiménez, ha puesto atención en lo que es el quid del asunto económico de Coahuila, con la finalidad de marcar un camino para que sin sobresaltos realmente veamos que el débito vaya disminuyendo.
En razón de lo anterior, declaró hace unos días que su equipo económico está estudiando distintos esquemas que favorezcan el pago y que afecte lo menos posible el desarrollo de la entidad, pues los programas de obras y apoyos sociales deben ser manejados con un gran equilibrio que reditúe en tiempos y movimientos.
Según algunos expertos, existen respuestas que se pueden operar en estos casos cuando se tienen compromisos de pagos cuantiosos para saldar deudas como por ejemplo: no sólo basta la reestructura del saldo, también se puede bursatilizar, es decir, utilizar la bolsa para vender la deuda mediante la emisión de bonos, en fin, dejémoslo a los expertos, pero de seguro debe haber distintas formas de saldar nuestra deuda que ya nos tiene agobiados desde años, lo que ha hecho que el gobierno reste acciones que favorezcan a la población.
Desde luego que va a ser una tarea sensible de la próxima administración que empezará en diciembre próximo, que deberá ser tratada en forma inteligente que aliviane la carga tan onerosa, pues para nuestra desgracia hemos estado viviendo con ese dolor de cabeza mientras que los autores del atraco viven como millonarios, sin apuros.
La decisión de solucionar ese problema le tocará a Manolo Jiménez, pues la administración saliente eligió la renegociación que consideró que era la mejor opción, sin embargo la agonía continúa. Entiendo que es un asunto sumamente difícil de solucionar en condiciones que sean más favorables al estado considerando montos, intereses y tiempo de darle muerte al adeudo.
Y haciendo la pregunta de siempre, y el destino de los recursos, ¿a dónde fueron a parar?
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf