La pelea del año que comienza: el médico contra la grafóloga

Opinión
/ 2 enero 2025

En 1987 me despedí de las telenovelas con el apoteósico final de “Cuna de Lobos” (¡Qué quieren, si la tv por cable nos llegó hasta un año más tarde!). Hoy sin embargo estoy picadísimo con un culebrón de la vida real que se viene arrastrando desde los últimos meses del 2024.

Es un pleito de youtubers (“yutuberos” si lo prefiere o a ver qué pendejada nos propone este año la RAE). Pero -¡hey!-, no lo juzgue de trivial hasta conocer los detalles, si es que no está al tanto, que el caso ya demostró tener repercusiones públicas bastante graves.

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María Fernanda Centeno Muñoz y Jorge Octavio Arroyo Martínez son los protagonistas -y antagonistas- en esta triste historia, aunque en el mundo de las redes y los “influencers” son mejor conocidos como la grafóloga Maryfer Centeno y Mr. Doctor.

Ambas celebridades coexistían pacíficamente hasta hace no mucho en el ámbito del podcast, cultivando cada uno su propio público con su respectiva actividad, hasta que sus mundos colisionaron.

Arroyo Martínez (Mister Doctor pues) es médico internista y se dedica a hacer divulgación sobre temas relacionados con la salud, echando mano de su histrionismo y un lenguaje desenfadado porque en YouTube, para tener éxito, es muchas veces más importante la forma que el fondo.

Maryfer Centeno en cambio se había hecho una celebridad menor en medios digitales, pero también en espacios de la radio y la televisión como las revistas matutinas, “descifrando” la personalidad de los famosos mediante el análisis de su caligrafía y lenguaje corporal (como si tal cosa se pudiera) y hasta allí parecía ser un mero entretenimiento “inofensivo”, tal como se le considera al horóscopo.

Pero sucede que la Centeno trató de ampliar el rango de acción de su “ciencia” y comenzó a dar consejos para tratar la depresión y la ansiedad, el control de peso, superación personal y hasta el manejo de asuntos legales a través de diferentes ejercicios y técnicas de caligráficas.

En síntesis, aseguró que por ejemplo, escribir con tinta azul varias planas de frases afirmativas como “soy flaca, soy libre, yo puedo”, tendrían un impacto real en el peso de quienes así lo practicasen durante varios días.

Mr. Doctor advirtió en todo esto una actividad perversa, pues en un país con altos índices de obesidad y diabetes es totalmente irresponsable andar largando estos “consejos” de salud; por no mencionar los relativos a los padecimientos anímicos-mentales. De manera que dedicó una de sus emisiones a desacreditar la grafología como lo que es: pseudociencia, charlatanería pura sin más. Sencillamente es imposible descifrar algo tan complejo como la personalidad de un individuo a través de la forma en que escribe y no digamos ya tener cualquier clase de influencia sobre su salud física o mental por medio de ningún ejercicio caligráfico. Es mentira y debe ser señalada, exhibida y hasta ridiculizada como tantas otras prácticas, creencias, supercherías, chamanerías y remedios místicos que lucran con los problemas y las necesidades reales de la gente.

Mr. Doctor en efecto hizo despiadado escarnio de la grafología y de su principal promotora y vocera y ello es digno de aplauso, en un país como el nuestro, tan lejos de un sistema de salud como el de Dinamarca y tan cerca de las flores de Bach y los cristales de cuarzo.

Le debemos un aplauso a cualquiera que haga divulgación basado en hechos y no en embustes. Sin embargo, la grafóloga de marras se “emputeció” y demandó al médico por las expresiones con que se refirió a ella durante su emisión, que no son nada del otro mundo, pero haciendo uso de “la vieja confiable”, la violencia de género, se armó el mega sainete mediático y legal con el que estamos (estoy) bien enganchados.

La nota optimista en todo esto es que prácticamente todo México, de manera unánime, se volcó en favor del médico, porque hasta para el más chato de entendimiento resulta evidente que Mr. Doctor se maneja con evidencias mientras que el “choro” de la Centeno no tiene fundamento ni mucho sentido.

No tiene idea lo mucho que me ha hecho recuperar la fe en la humanidad saber que por una jodida vez en la historia, la masa no se polarizó en dos bandos opuestos e irreconciliables. Ya le digo, con la deshonrosa excepción del “loquito del centro”, el respaldo al hombre de la ciencia médica es unánime. ¿Y entonces...? Sucede que la causa contra Mr. Doctor comenzó a avanzar sospechosamente rápido para los estándares de un país cuya justicia es más bien pachorruda, al borde de la catatonia.

¿Por qué una demanda en la que los hechos más graves que se acusan son unas palabrejas se judicializó en cosa de días, mientras que casos de violencia real y feminicidios duermen durante años en el limbo burocrático de nuestro sistema de justicia?

Quedó en evidencia que la familia Centeno goza de muy buena influencia en el Poder Judicial, de allí la celeridad e importancia que se le dio al caso de la grafóloga ofendida, lo que tampoco sería ninguna novedad en un país con los índices de corrupción que nos cargamos.

Lo interesante es saber a qué obedecen dichas influencias y conexiones y eso es algo que también se descubrió gracias al gran “plot twist” de este telenovelón que, le aseguro, nos afecta a todos directa o indirectamente.

La madre de Maryfer, otra grafóloga reputada, se ostenta como dueña y directora de un instituto donde forma especialistas grafólogos que eventualmente colaboran con el Poder Judicial como peritos, ya que los dictámenes grafológicos son muchas veces admitidos como pruebas en los litigios.

Es decir, que muchos fallos y dictámenes judiciales se realizan tomando en cuenta el dictamen de expertos en una mamarrachada que tiene tanta veracidad como el Monstruo de Loch Ness, el Pie Grande y las momias alienígenas de Jaime Maussan.

Tan sencillo como que alguien puede ir a parar a la cárcel o recibir un fallo adverso que arruine su vida, porque dice un perito de la gloriosa academia de Maryfer Centeno que por su firma se deduce que es una persona violenta, o deshonesta, o dada al vicio o a la corrupción. Es equivalente a mandar al bote a alguien porque es Sagitario con ascendente en Piscis. Un absurdo, un total sinsentido, una vergüenza y un verdadero peligro social.

El tema de hecho llegó a La Mañanera 2.0 y como era de esperarse, nuestra Presidenta científica no tuvo una respuesta categórica ni una postura firme sobre un problema real, evidente, vigente y patente. ¡Buenaza para nada, igual que el viejo que la puso a conducir su show matinal, en el que también abunda la mala comedia y la charlatanería!

Esa es la novela que estoy siguiendo desde el 2024 (se la recomiendo) y ya quiero que se resuelva (espero) con un final feliz, ya para variar, aunque en caso contrario, tampoco podría hacerme el sorprendido.

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