Los huertos y jardines. Soñar la realidad en Saltillo
Son una parcela de cuando mucho cien metros cuadrados en donde se cultiva total y principalmente fruta y vegetales para el autoconsumo
Cuántas veces hemos escuchado: “pero si esto no es un sueño, es la realidad. Despierta y acepta las cosas como son”. Nada más falso que esto. El sueño con ojos abiertos o cerrados es la semilla de la transformación de la realidad. La realidad es el espacio en donde los cambios ocurren; son los deseos o los sueños compartidos los que habilitan el cambio. Entonces, la realidad no es para nada inamovible. Se puede modificar totalmente. El asunto aquí es hasta dónde. Los límites son siempre los deseos de otros, los sistemas de poder y las posibilidades de acción en un marco legal hablando de huertos o jardines públicos. Se dice también en forma constante que los mexicanos tenemos una gran capacidad para imaginar, entonces, alcanzar estos sueños es posible.
Y si la realidad es un sueño realizado, Saltillo tiene ya huertos públicos donde hay tomates, rosas, calabacitas, árboles de donde penden nueces, arbustos con granadas, manzanares y ciruelos. Los caminantes pasan y toman duraznos o acelgas. Saltillo destina espacios también para los nopales, el cilantro, la mejorana, la albahaca y otras hierbas de olor. Espacios para flores que polinizan abejas, abejorros, moscas (sí, moscas), aves y murciélagos. Son lugares similares a los que ya hay actualmente en Francia, Alemania, Reino Unido y España.
A continuación ofrezco las definiciones que operan en la realidad de estos países, tomadas de la investigación “Huertos urbanos en tres ciudades europeas: Londres, Berlín, Madrid”, realizada por Nerea Morán Alonso para el Doctorado Periferias, Sostenibilidad y Vitalidad urbana en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Universidad Politécnica de Madrid.
En Reino Unido estos lugares se llaman algo así como jardines asignados. Son una parcela de cuando mucho cien metros cuadrados en donde se cultiva total y principalmente fruta y vegetales para el autoconsumo. También pueden ser empleados para alimentar con estos frutos a conejos o gallinas.
En Alemania se nombran kleingarten y significan más o menos lo mismo que en inglés. Sonhay terrenos entre los doscientos y cuatrocientos metros cuadrados que se usan sustancialmente para la horticultura y el cultivo de flores para autoconsumo. La mayoría de ellos se establecen en los cobertizos para guardar herramientas. Allí n se permiten animales ni pernoctar. Y de acuerdo a la normativa de agrupaciones civiles, estos espacios “deben dedicar al menos dos tercios del terreno a vegetales”.
En Francia les llaman jardines comunitarios y ya la legislación (están incorporados legalmente) los define como conglomerados de jardines gestionados por una asociación y sus “productos no pueden ser comercializados”. Estos jardines se ubican en espacios próximos a carreteras, ferrocarriles o espacios urbanos vacíos “que los alcaldes ceden gratuitamente o por un precio simbólico”.
En España se les llama huertos de ocio y son parcelas para cultivarse instaladas en terrenos de la municipalidad que administra su gestión y en ciertos casos define horarios de acceso y trabajo. Estos huertos se adjudican de tres a cinco años a un grupo de participantes; dichas asignaciones se entrelazan con actividades previas de formación. Los huertos de ocio se proponen recuperar espacios urbanos, activar la educación ambiental y crear áreas de socialización. En la mayoría de los casos, se destinan a segmentos específicos, como “jubilados, desempleados, niños, o a personas en situación de exclusión social”.
Y ahora sí, ¿qué nos falta en Saltillo y en Coahuila para implementar estos espacios en forma masiva? Los resultados de este trabajo comunitario incidirían en asuntos apremiantes, como la seguridad alimentaria de nuestro estado y también, en la generación de lazos de convivencia y en la salud emocional. Y sobre todo, en la comprensión de que en la naturaleza todo toma tiempo, no el tiempo inmediato y esteril de las redes sociales, sí el fértil espacio de mirarnos unos a otros a la cara y transformar la realidad, con todas sus compejidades, pero al fin, en comunidad.
La palabra huerto proviene del latín hortus que significa jardín. De allí derivan los vocablos hortensia, hortaliza y horticultura, entre otros.