Manolo Jiménez: el segundo (primer) año del sexenio
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Los políticos mexicanos solamente se sienten cómodos gobernando ‘con su equipo’, con los suyos, con aquellos a quienes han seleccionado personalmente para formar parte de su círculo íntimo
Dentro de unas horas iniciarán funciones las administraciones municipales coahuilenses electas el pasado mes de junio. Con ello, y aunque en términos estrictos el segundo año de la administración de Manolo Jiménez inició el pasado 1 de diciembre -y no ha encontrado obstáculos importantes en el camino- llegará el verdadero “arranque cómodo” del sexenio.
Esto es así por una razón simple. Entre los políticos mexicanos existe un vicio al cual el titular del Ejecutivo coahuilense no es ajeno y acaso sea más bien un alumno aventajado: solo se sienten cómodos trabajando “con los suyos”, con aquellos a quienes han seleccionado personalmente.
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No es un tema ideológico. No se trata de posiciones conceptuales o de la deseable coincidencia en torno a un conjunto de valores democráticos desde los cuales se conciba la tarea de gobierno. Es algo mucho más mundano: se trata de pertenecer a un cierto círculo a partir de la decisión del soberano... y con dicho concepto no nos referimos a la soberanía popular, desde luego.
Durante los primeros 13 meses de su administración, aunque ha elegido libremente a quienes integran su gabinete -el legal y el ampliado-, y en los poderes Legislativo y Judicial no cuenta sino con aliados ajenos a cualquier tentación de actuar como contrapeso, el “equipo” de Manolo sigue estando incompleto.
A partir del primer minuto de enero, sin embargo, llegarán a los ayuntamientos de Coahuila algunos de los suyos. No todos, porque en Torreón no pudo escoger al candidato -aunque lo intentó- y en Piedras Negras su carta fue derrotada pese a todas las energías invertidas para asegurarse dicha alcaldía, estratégica para un grupo de interés específico incrustado en la Secretaría de Seguridad desde la administración anterior.
Así, Román Alberto Cepeda González y Jacobo Rodríguez González serán las “incomodidades” con las cuales deberá transitar el Gobierno de Coahuila durante los próximos tres años... al menos.
En el primero de los casos no debería ser así, pues Cepeda González pertenece al mismo partido. Pero, como sabe todo mundo -pero sólo se comenta en voz baja, como si se temiera la existencia de micrófonos ocultos-, la relación entre Manolo Jimenez y el Presidente Municipal de Torreón se encuentra totalmente fracturada y acaso eso sea algo irremediable.
Ambos aparecen con frecuencia en eventos públicos y se prodigan efusivos abrazos mientras sonríen para las cámaras. Pero es solamente la fachada obligada por las reglas no escritas de la política. Tras bambalinas todo es tensión y crujir de dientes.
Piedras Negras es otra historia. Ahí se trata de un opositor al cual se intentará doblegar con un objetivo único y muy claro: controlar el aparato de seguridad pública municipal. Si se puede lo demás, pues no se le hará el feo... pero con eso es suficiente.
Para compensar los sinsabores señalados, así como el fracaso en la pista de la elección legislativa, en la cual todos los suyos fueron derrotados, Manolo contará, sobre todo, con los alcaldes de Saltillo, Javier Díaz González; y Monclova, Carlos Villarreal Pérez.
El resto también cuenta, desde luego, pero las apuestas importantes serán esencialmente las regiones Centro y Sureste. En la primera de estas, de hecho, se buscará construir una suerte de “vice gubernatura regional” en torno a la cual orbiten todos los gobiernos municipales de la Región y la cual ya coordina, de facto, el aún alcalde electo Carlos Villarreal.
El año 2025 arrancará pues a tambor batiente y será el primero del sexenio en el cual se intentará realmente sincronizar el paso de toda la clase política coahuilense. Ya iremos reseñando el resultado de ello.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3
carredondo@vanguardia.com.mx