Marisa Paredes: Diva Almodóvar
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A diferencia de la muerte de la gran diva del cine mexicano como Silvia Pinal a finales de noviembre pasado, una de las grandes divas del cine español, Marisa Paredes, murió intempestivamente el martes pasado.
Fue a consecuencia de un infarto que a los 78 años de edad trascendió una de las primeras actrices del cine hispano que aunque tuvo una prolífica trayectoria artística luego de haberse iniciado a los 15 años de edad tanto en teatro, cine y televisión, fue a partir del año de 1983 cuando participó como una monja adicta al ácido llamada “Sor Estiércol” e ingresada en un convento poco convencional de la película “Entre tinieblas” que formó parte del selecto grupo de actrices consideradas como “Chicas Almodóvar” quien como tal ganó notoriedad en la década de los 90 desde que interpretó a la madre de Victoria Abril en “Tacones lejanos” (1991) intercambiando aretes con tetas al drag Miguel Bosé.
Para mediados de la década de los 90 Marisa Paredes fue vista como una escritora literalmente gris en la tercera colaboración con Pedro Almodóvar “La flor de mi secreto” (1995), pero no pudo cerrar la última década del siglo XX de manera más gloriosa que personificando a Huma Rojo, una diva que fusiona personajes femeninos legendarios del teatro y el cine como Blanche Dubois y Margo Channing en el clásico contemporáneo “Todo sobre mi madre” (1999), primer filme que le dio a ganar a Pedro Almodóvar un premio Oscar en la terna de Mejor Película Extranjera como parte de un elenco femenino poderoso que incluyó a Cecilia Roth, Penélope Cruz y otras más.
Sin embargo, entre ambas películas, Marisa Paredes ya era una figura internacional muy solicitada por los más importantes cineastas de otros países como sucedió al formar parte de “Profundo Carmesí” (Arturo Ripstein, 1996), primera mancuerna con el director mexicano previa a la adaptación a la pantalla grande de la novela de Gabriel García Márquez “El coronel no tiene quien le escriba” (1999), que protagonizó al lado del primer actor Fernando Luján, o bien su participación como la suegra del personaje del actor y director italiano Roberto Benigni en la ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera y Mejor Actor de 1998 para Benigni, “La vida es bella”, entre otras más.
Marisa Paredes inicia el nuevo milenio con el pie derecho (y una pierna de madera de su personaje de Carmen) en la producción de Pedro Almodóvar de la considerada el pasado mes de octubre como una de las 100 mejores películas de terror de la historia: “El Espinazo del Diablo” (Guillermo del Toro, 2001), y justo una década después termina sus colaboraciones con el cineasta español con ”La piel que habito” (2011), al lado de otro de los actores fetiches del realizador, Antonio Banderas. El Festival Internacional de Cine de Monterrey la honró en el 2012 con el Cabrito de Plata por su trayectoria fílmica. Descanse en paz.
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