Estamos viviendo un momento histórico muy complicado. A pesar de que probablemente nunca habíamos alcanzado niveles tan altos en términos de prosperidad y bienestar en el mundo, la humanidad está atravesando momentos de crisis muy difíciles: conflictos armados internacionales que derivan de tensiones antiguas nunca resueltas, formas de violencia estructural tan arraigadas y normalizadas que ya nos hemos acostumbrado a vivir permanentemente a la defensiva.
Ya casi ninguna noticia, por más escalofriante que sea, nos sorprende. Estamos tan acostumbrados a estas formas de macro y microviolencia que ni siquiera pensamos que cada uno de nosotros tiene, por muy pequeña que sea, la responsabilidad de cambiar algo.
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Estamos en guerra y todas y todos somos soldados, sólo que cada uno de nosotros puede escoger qué escudos utilizar. Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Y esta es la herramienta que, en Coahuila, durante el sexenio del gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, se decidió emplear para generar una verdadera y profunda transformación.
Desde el Programa Estatal de Derechos Humanos 2019-2023, el gobernador Riquelme apostó por la educación con perspectiva en derechos humanos, a través del programa “Coahuila con Formación en DDHH”, con la firme convicción de que es necesario actuar desde dos perspectivas distintas.
La primera es crear una consciencia colectiva fundamentada en la cultura de los derechos humanos. Se trata de crear “Ciudades con Educación en DDHH” porque los derechos humanos no son simplemente un asunto de juristas ni una obligación exclusiva de las autoridades.
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Todas las personas somos titulares de derechos humanos, pero también tenemos la obligación de hacer lo que esté en nuestro poder para respetar los derechos de las demás personas, independientemente de su sexo, género, orientación sexual, etnia, nacionalidad, opiniones políticas o religiosas, edad, condiciones físicas o mentales, etc. Se trata de que todas y todos aprendamos a ser tolerantes y respetuosos con los demás.
La segunda vía es la educación especializada en materia de derechos humanos, que se lleva a cabo a través del programa “Ciudades con Alta Especialización en DDHH”. Su objetivo principal es implementar una enseñanza superior especializada en derechos humanos a nivel de licenciatura y posgrado.
El principal actor en la creación y consolidación del programa “Coahuila con Formación en DDHH” ha sido la Academia Interamericana de Derechos Humanos. Gracias a sus proyectos de investigación y programas de docencia especializados, tanto a nivel de licenciatura como de posgrado, se ha convertido en una institución líder, reconocida a nivel estatal, nacional, regional e internacional.
Asimismo, su compromiso hacia la educación se ha extendido a la sociedad en general. Somos conscientes de que los cambios más trascendentales requieren tiempo. La educación es un arma poderosa, pero, aunque lo deseáramos, no es una varita mágica. La transformación del mundo no es algo que se pueda lograr de un día para otro. Requiere tiempo, compromiso y mucha disciplina. No se puede pensar en reducir la violencia en el mundo con un sólo curso de capacitación. Tampoco podemos ilusionarnos con acabar con el odio simplemente con un diplomado.
La educación va más allá de las aulas de clases. No es sólo en los exámenes que se hacen para aprobar una materia o acreditar un curso donde demostramos que hemos aprendido cosas nuevas. Esto se comprueba realmente sólo cuando, al salir a la calle y en la cotidianidad de nuestras vidas, con nuestras familias, amistades, parejas y círculo social, aplicamos lo que aprendimos en las aulas.
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En la AIDH, creemos firmemente que la educación en derechos humanos es la “educación morada” y que la vida misma es el examen más difícil. Se trata de dejar de juzgar, de ser intolerantes y de temerle a lo diferente, de respetarnos a nosotros mismos y a las demás personas, con sus fragilidades, traumas y heridas. Esto se debe a que todas las personas con las que nos encontramos están enfrentando una lucha de la que no sabemos nada.
Desde nuestra institución, reconocemos y agradecemos el gran esfuerzo que el gobierno de Coahuila ha realizado para garantizar la educación en derechos humanos. Sabemos que aún hay una agenda pendiente y que el camino es todavía muy largo. Estoy segura de que el nuevo gobierno también seguirá apostando por la “educación morada”.
La autora es directora general de la Academia Interamericana de Derechos Humanos
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH