Mega-rosca ahogada en Zapotlanejo
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No. No es torta. Fue rosca para el Día de Reyes.
Tiene, claro, su Niño de plástico ahogado dentro.
Tiene todos los ingredientes y el picante de la torta, pero fue enorme para que la gente pudiera acercarse a tomar su parte.
Fue ocurrencia municipal para agasajar a la ciudadanía en forma original. Fue noticia con foto en internet.
Se cambia lo dulce por lo picante y de postre o acompañamiento de merienda pasa a ser, la original rosca, un bocado de rica cena típica y folklórica.
No son de extrañar estas novedades. Ya en Saltillo se dio el caso de un tamal de cabrito de dimensiones descomunales, no hace tanto tiempo.
Y en eso de las tortas siempre ha habido sorpresas. Han aparecido en el territorio nacional las tortas de milanesa, de tamal, de tacos o enchiladas y hasta de chilaquiles. De sabor dulce alguien mencionaba las tortas de camote de quién sabe dónde.
LLEGA LUPE A SU APELLIDO
Ese lapso mexicanísimo que fue bautizado como Guadalupe-Reyes. Del 12 de diciembre guadalupano hasta el 6 de enero epifánico, de magos convertidos en reyes.
Son veinticinco días en que se hace una ensalada de vacaciones, con celebraciones prenavideñas, navideñas, de año viejo y nuevo, vacacionales, de relajo, pachanga, ocio, trago con hartazgo y despilfarro, ausencias y otros ingredientes hasta que llega el despertar en plena cuesta de enero.
Se estrena y se reestrena lo presencial y, ya sin muchas precauciones, se multiplican las reuniones contagiantes de un COVID venido a menos, contagiado él mismo de gripilla común.
DEL 6 PASA AL 8
Porque el 6 es viernes y el 8 es domingo.
Las fiestas Litúrgicas de precepto pasan al siguiente domingo si caen entre semana.
En México se hace la excepción con la fiesta de Corpus Christi. Siempre es en jueves. No pasa al domingo.
Litúrgicamente el 6 de enero no es Epifanía, sino sólo es “Viernes del tiempo de Navidad”.
Epifanía es catolicidad, universalidad. Es manifestación alrededor. En círculo hacia todos los puntos cardinales, venciendo todas las distancias.
DE MAGOS A ESTRELLAS
Los magos son sabios de oriente que vienen porque vieron la estrella y, al perderla de vista, preguntan en Jerusalén por el rey de los judiós que acaba de nacer. Quieren adorarlo.
Herodes, que es rey se sobresalta, piensa que es seguramente ese Mesías del que hablan los judíos y pregunta a los enterados que dónde debe nacer.
Le dicen que Belén de Judá no es la menor entre las ciudades ilustres de Judá y de ella saldrá el pastor de Israel. Lo dicen los libros sagrados.
Son llamados los magos y finge Herodes tener el deseo de ir también a adorar al que nacerá.
Pide que averigüen qué hay de ese niño y vuelvan a avisarle.
Ellos volvieron a ver la estrella.
Fueron, presentaron su triple ofrenda de oro, incienso y mirra. En sueños fueron advertidos de no ir con Herodes. Regresan a su tierra por otro camino.
Ver, ir, indagar, encontrar, ofrecer y adorar, y después volver a la vida ya por otro camino es la gran enseñanza de la fiesta de la Epifanía...
Que toda la humanidad llegue a
saber que tiene un verdadero Salvador para tener vida gloriosa, plena, feliz y eterna...