Mirador 01/04/2024
Iba el conductor manejando por la carretera cuando vio en la orilla a una pequeña tortuga que avanzaba con lentitud en dirección al monte.
Detuvo su coche el hombre. Pensó en sus hijos, y en la novedad que sería llevarles una tortuga. ¡Cómo se divertirían con ella!
Luego pensó las cosas más despacio. Se divertirían con ella, sí. Una hora. Luego se olvidarían del animalito. Y la tortuga, arrancada con crueldad de su medio ambiente, se enterraría en algún sitio y moriría.
Así, el viajero dejó que la pequeña tortuga siguiera su camino. Pensó en sus hijos y sonrió. Alguna vez ellos también podrían ver a una tortuga yendo hacia el monte a vivir su vida bajo el sol, entre las hierbas, junto con las demás criaturas del Señor.
¡Hasta mañana!...