No hay viento arriba que sacuda el quieto azul del cielo. Así, las nubes están inmóviles en el aire, igual que grandes vacas que se han echado a reposar.
Abajo los hombres se dedican a ser hombres. Se mienten unos a otros. Se roban unos a otros. Se matan unos a otros. En fin, actúan como humanos. Como humanos deshumanizados, pero al fin y al cabo humanos.
Las nubes se entristecen, pero no lloran, porque su llanto haría bien a aquellos que hacen tanto mal.
La nube más grande llama al viento. Le pide:
-Llévanos lejos, a un lugar donde no veamos lo que estamos viendo aquí.
Responde el viento:
-A todas partes voy y de todas partes vengo. Y el hombre en todas partes es igual.
Las nubes se van entonces a llorar ahí donde su llanto no haga bien a los humanos. Eso explica por qué llueve en el mar.
¡Hasta mañana!...