Mirador 17/04/2024

Opinión
/ 17 abril 2024

Este amigo mío con el que tomo la copa –varias– los martes por la noche evocó ayer al maistro Torres, aquel ingeniosísimo filósofo del pueblo que dio carta de naturalización a la palabra “pendejo”, cuando decirla era aún cosa prohibida. Recordó mi amigo:

-Dijo don Hermenegildo: “El hombre que tiene dos casas con dos mujeres es un pendejo, pero el que tiene dos casas con la misma mujer es más pendejo todavía”.

De esa frase saca mi amigo una reflexión:

-En tiempo de nuestros padres era cosa común que el hombre que disponía de los medios necesarios tuviera dos casas, la grande y la chica, y por tanto dos mujeres y dos familias. Eso a nadie escandalizaba: era parte de los usos y costumbres de la época; servía para mostrar estatus económico. Ahora es raro el hombre que lo hace. No diré que es por sobra de moral: es por falta de dinero. En todo caso se ve la falsedad del dicho según el cual todo tiempo pasado fue mejor.

Yo he aprendido a oír las disquisiciones de mi amigo como quien oye bordoneo de mosca o rumor de hojas movidas por el viento. Pero algo se me queda de lo que dice, y lo que se me queda lo pongo aquí, para que quede.

¡Hasta mañana!...

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