Mirador 21/02/2025

Al morir llegó a la morada celestial con la certeza de que sería admitido en ella. Su asombro fue muy grande
San Cardenio de Siracusa es un santo del cual muy pocas veces se oye hablar. Su fiesta es el 21 de febrero, pero nadie la celebra ya. Alguna vez hubo en su ciudad natal una capilla dedicada a su advocación. La destruyó un rayo y nadie se ocupó en reconstruirla.
El santo renunció a las vanidades del mundo cuando tenía 8 años de edad y aún no conocía esas vanidades. Al llegar a la juventud tuvo conciencia de ellas, y entonces las rechazó otra vez y se fue a vivir en una cueva del desierto.
Ahí lo visitó cierto día una mujer que le ofreció ser su esposa.
-Tendremos hijos –le manifestó–. Viviremos juntos hasta la ancianidad. Veremos a nuestros nietos y bisnietos.
-Vade retro! –le contestó Cardenio–. Tales palabras servían para alejar a los demonios.
Vivió solo el resto de sus días. Al morir llegó a la morada celestial con la certeza de que sería admitido en ella. Su asombro fue muy grande cuando el Señor le dijo que no tenía lugar para él.
-Padre –se consternó Cardenio–. Mi vida fue ejemplar. Rechacé a una mujer que el demonio me envió para tentarme.
-No te la envió el demonio –respondió el Señor–. Te la envié yo para que a través de su amor conocieras el mío. Tú no supiste verlo. Aquí tampoco, lo verás.
Nadie recuerda ahora a San Cardenio. Yo lo recordé porque hoy es su fiesta, que no es fiesta sino conmemoración luctuosa.
¡Hasta mañana!...