Mirador 21/11/2023
En la cocina de la casa de Ábrego arde el fuego del hogar. Por eso huele a hogar. He ido al mundo, y a todas partes me ha acompañado la memoria de este aromoso aroma campesino.
En la sobremesa doña Rosa cuenta una de las muchas cosas que se pueden contar de su marido. Las que no se pueden contar se las guarda como buena esposa.
-Vino un gringo a comprarle un chivo a Abundio, y le pidió que se lo hiciera en barbacoa, pues en dos días más tendría una fiesta. Abundio le dijo que se lo tendría para entonces, y el gringo le pagó el chivo y el trabajo. Me sorprendí, pues no teníamos ningún chivo. En eso aulló un coyote cerca. Abundio dijo: “Pobre coyote. No sabe que mañana se va a convertir en chivo”.
Todos reímos, menos don Abundio, que se atufa. Masculla:
-Vieja habladora.
Ella figura el signo de la cruz con los dedos índice y pulgar, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!...