Mirador 28/02/2024
Este amigo con el que tomo la copa –varias– los martes por la noche saca del vino cosas que me escandalizarían si estuviera yo sobrio. Tres copas, sin embargo, me bastan para no escandalizarme por nada, y ya llevo cuatro o cinco. O seis.
Narra mi amigo:
-Oí decir a un predicador que en el Cielo nos encontraremos con nuestros seres queridos. Yo tengo seres queridos a los que no quiero, y no me gustaría tratar con ellos otra vez. Preferiría mejor ir a otro lugar.
Le digo que el otro lugar es el del fuego eterno, y me responde:
-No importa. Ahí también tengo seres queridos. Son más simpáticos que los otros, y tienen más cosas que contar.
Lo oigo y siento la insana tentación de escandalizarme, pero me sirvo otra copa y el escándalo se va. ¡Cuántas cosas se van con el vino!
¡Hasta mañana!...