Mirador 4/02/2025

Opinión
/ 4 febrero 2025

Te sorprenderías al ver a muchos humanos a los que dan trato de perros, y a muchos perros que son tratados como humanos

Terry, amado perro mío: si vivieras aún en este mundo te sorprenderías al ver a muchos humanos a los que dan trato de perros, y a muchos perros que son tratados como humanos.

Mira, por ejemplo, a los migrantes, y escucha palabras de nuevo cuño como “perrijos”, “gatijos” y otras de similar jaez contra las cuales nada tengo –allá cada uno con sus quereres–, pero que creo que a los mismos animales hacen daño, pues atentan contra su naturaleza de animales.

Mi darás la razón, Terry –siempre me la diste, aunque no la tuviera–, si aunque suene a perogrullada digo que los perros son perros, los gatos son gatos y los hijos son hijos. Está muy bien tratar bien a los animales domésticos –tratarlos mal es una de las peores formas que asume la maldad–, pero no es bueno usarlos como objetos para remediar carencias humanas. Eso equivale a desnaturalizarlos, a privarlos de su ser original para intentar dotarlos de la deleznable categoría humana.

¿Me entiendes, Terry?

Ojalá, porque yo no me entiendo.

¡Hasta mañana!...

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