Mucho RUIDO, POCAS NUECES

Opinión
/ 16 enero 2022

Presidente, el tiempo vuela, empiece a gobernar, a gobernar bien.

Su forma de gobierno hace recordar una frase de Octavio Paz, que más o menos dice: La mucha luz, al igual que la oscuridad, no deja ver las cosas.

Usted habla mucho, miles de horas de discursos y sermones en las mañaneras, en las que emite demasiados ataques a grupos e individuos, constantes inculpaciones al pasado y al neoliberalismo, como supuestos responsables de todos los males del país; mañaneras llenas de instrucciones sin seguimiento, de afirmaciones sin sustento y abiertas mentiras. En suma, mucha palabrería que impide deliberadamente ver lo verdaderamente importante: cómo resolver los graves problemas que enfrenta nuestro querido México, y digo nuestro, porque México es de todos.

En este inicio de año, Presidente, le pido:

1.- Nos diga cómo vamos a resolver los problemas de violencia en general. Y no salga con que se reúnen todos los días en la madrugada para analizar el tema; eso es mucha luz que no deja ver como le harán. Le pido que precise qué hará para reducir la impunidad; qué va hacer, en coordinación con los gobiernos de los estados, para reconstruir las procuradurías y fiscalías locales y la federal; qué hará, conjuntamente con el Poder Judicial federal y los estatales, y los gobernadores, para fortalecer la autonomía de estos poderes y mejorar su eficacia; qué programas se pondrán en marcha, junto con los gobiernos de los estados, para reconstruir las policías estatales y municipales, para profesionalizarlas, recuperarlas y ponerlas al servicio de la sociedad; qué hará para involucrar en forma efectiva a la sociedad para enriquecer los programas gubernamentales y para que se involucre en su evaluación y, en su caso, mejorarlos; que hará para hacer posible una vida libre de violencia para las mujeres. Díganos qué programas concretos, qué acciones, qué metas cuantificables y evaluables que nos dejen ver si avanzamos o no, porque ya estamos cansados de tanta palabrería sin sustancia.

Cuando entienda que mientras no combata la impunidad, no tome en serio la reconstrucción de las instituciones responsables de la seguridad, la procuración y administración de justicia; mientras no transforme a la Guardia Nacional en una institución realmente civil y regrese a los cuarteles a las fuerzas armadas; en síntesis, mientras no asuma que lo hecho hasta ahora ha sido totalmente ineficaz, no podrá cumplir su promesa de recuperar la paz en el país, ni podrá siquiera avanzar en esa dirección.

2.- Nos diga cómo vamos a reducir las desigualdades que tanto lastiman a los mexicanos y frenan el desarrollo del país. Las desigualdades, lo mismo que la pobreza, han aumentado estos tres años. Somos ahora un país cada vez más pobre y más desigual. Díganos: cómo va a alentar los motores de la economía que están frenados, en especial la inversión privada, sin la cual no hay crecimiento del empleo ni se abren oportunidades para el autoempleo productivo; cómo va a combatir a los monopolios, que lejos de generar mayor riqueza, la extraen de empleados, consumidores y proveedores, y son la principal fuente de la creciente desigualdad; cómo vamos a sacar a más mexicanos de los círculos viciosos de la pobreza; cuál será la ruta para lograr un sistema de salud y de seguridad social y pensionario que brinde cobertura universal, de calidad aceptable; cómo logrará la cobertura universal de oportunidades de una educación de calidad, al menos hasta el nivel técnico superior universitario; y, sobre todo, cómo va a financiar todo lo anterior.

Mientras no acepte que lo que ha venido haciendo su gobierno no funciona; mientras no reconozca que para reducir la desigualdad se requiere mucho más que repartir dinero en efectivo, este cáncer de la desigualdad seguirá carcomiendo el tejido social y cancelando las posibilidades de desarrollo para la gran mayoría de los mexicanos.

3.- Nos diga, por último, cómo va a combatir la corrupción. Esta no ha cedido, como lo demuestran las evaluaciones de instituciones autónomas de su propio gobierno. Y no nos diga que ya no hay corrupción en su gobierno, porque esa es una de sus frases sin sustento. Usted bien sabe que no bastan las virtudes personales del Presidente, ni su voluntarismo. Su gobierno no ha hecho un análisis de las complejidades de la corrupción y por consiguiente no tiene una estrategia para combatirla. Se ha limitado a tratarla sólo en el discurso, y a perseguir selectivamente conductas corruptas del pasado, lo que ha parecido más una persecución política que un combate efectivo a la corrupción. Tergiversar el papel de las instituciones, como ha hecho usted, es una forma de corrupción. Le pido que este año nos diga cómo va fortalecer las instituciones de fiscalización, para que cumplan su tarea y avancemos hacia cero impunidad; cuándo va a eliminar la discrecionalidad que se observa en el manejo de contratos en todas las dependencias, que en su mayoría se dan por asignación directa o por invitaciones restringidas; cuándo y cómo se va a completar y perfeccionar el sistema nacional anticorrupción. Mientras no entienda que el combate a la impunidad para ser eficaz debe contar con reglas e instituciones fuertes, autónomas, con capacidad para prevenir, investigar y sancionar la corrupción, esta seguirá siendo un lastre que a todos afecta y en seis años usted no habrá transformado nada en cuanto a este fenómeno.

Señor presidente, una alta aprobación popular no hace al país menos desigual, menos corrupto, ni menos violento; necesitamos menos luz, menos oscuridad, que empiece a gobernar, a gobernar bien para superar los retos de México. El tiempo vuela.

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