Mujeres y más mujeres

Opinión
/ 27 febrero 2022
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Marzo, mes de las mujeres. ¿Por qué de ellas y no de los hombres, o de los múltiples géneros hoy aceptados? Porque no se trata de igualar. Simplemente es de las mujeres porque el 8 de ese mes es el Día Internacional de la Mujer. Y, ¿por qué la mujer tiene un día dedicado a ella en todos los países y el hombre no lo tiene?

Sencillamente porque existe una deuda histórica con el quehacer y el oficio femenino y porque cuando se ha registrado su paso por la historia ha sido siempre desde un papel secundario, bajo la sombra del vitoreado varón al que la mujer acompañó en su vida y con quien formó una familia, o al que le dio incontables horas de su vida y su sueño, sin las cuales aquel varón sólo hubiera podido ser la mitad o menos de lo que fue. Y sí, existen excepciones, como en todo, unas cuantas a quienes la propia historia ha reconocido como extraordinaria, ya porque aconsejó, apoyó, adivinó, hechizó, acompañó o amó a un hombre, o porque lo gestó, lo crió y lo educó; ya por predecir el curso de la historia, el triunfo o la derrota de un guerrero; ya por prestarle su inteligencia y su lengua a un conquistador...

Ahí están en la mitología, Hera, Circe, Afrodita, Atenea y el resto de las diosas helenas y sus vehementes tareas; en la tragedia una Yocasta suicida y una desafiante Antígona, una Medea, una Casandra; en la épica la paciente Penélope, más fuerte que el ingenio de Ulises y sus dificultades para regresar a Ítaca; la rebelión de Isolda ante el desamor y el abandono; en las letras Teresa de Ávila y su extremo misticismo, el genio combativo de Simone de Beauvoir, el genio literario de Marguerite Yourcenar y la grandeza de Virginia Woolf; el baile eterno de Isadora Duncan; el histórico temple de Catalina de Médicis, la fuerza histórica de Isabel I... México ha sido más avaro en el reconocimiento de sus mujeres: el don de lenguas y la sensibilidad política de Malintzin todavía no puede deshacerse del de la controversia y, por otro lado, nadie discute el ingenio y la agudeza de Sor Juana, ni la entereza histórica de Josefa Ortiz de Domínguez, o la voz de ruiseñor de Ángela Peralta...

Y en Coahuila, todavía hay quien le regatea el mérito de dramaturga a la feminista clave del movimiento LGBT+, Nancy Cárdenas, y si no se pone en duda el lugar de Elena Huerta en la plástica mexicana, poco se conoce su lucha social encasillada en la doctrina comunista; y poco se difunde la obra literaria y periodística que llevó a la escritora Magdalena Mondragón a ser la primera mujer en dirigir un periódico en México. A medias, siempre regateada, no acaba de reconocerse la vehemencia revolucionaria de las mujeres coahuilenses en las etapas maderista, constitucionalista y las que le siguieron, pero sí se conocen los nombres de las mujeres que bordaron la bandera que llevó el Primer Batallón Ligero de Coahuila, como si ellas hubieren combatido al Imperio en Querétaro, y muy apenas se sabe de las mujeres que en Saltillo marcaron la primera derrota de Garza Galán cuando lograron que soltara a los presos políticos que se oponían a su segunda reelección.

Poco a poco, sin embargo, es notoria la incursión de las mujeres en cargos políticos estatales de primer nivel: en el gabinete legal del gobernador Riquelme, seis de las 16 secretarías están encabezadas por mujeres; la representación del Gobierno de Coahuila en la CDMX la ejerce una mujer, igual que la presidencia del Tribunal de Justicia Administrativa; en cargos de elección popular, la Legislatura de Coahuila está conformada por 15 mujeres y 10 varones, y en la anterior las mujeres ocuparon 14 de las 25 curules; el Cabildo de Saltillo se integra con 10 mujeres y nueve varones.

No se ha reparado aún en que la gestión y administración de la cultura oficial está en manos de mujeres: Ana Sofía García Camil en la estatal, Ana Sofía Rodríguez Cepeda en la universitaria y Leticia Rodarte Rangel en la municipal saltillense. Y todavía hoy sólo se han inscrito dos nombres femeninos en el muro de honor del Congreso de Coahuila: Enriqueta Ochoa en 2014 y Elena Huerta en 2016.

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