No es el nearshoring, somos nosotros que vamos tarde

Opinión
/ 28 agosto 2023
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Contar con el inglés como segunda lengua era un reto que debimos imponernos con seriedad hace décadas. No lo hicimos y hoy la realidad nos pasará la factura por el descuido

Prepararse para la competencia internacional que implica participar de la economía globalizada es una exigencia que conocemos desde hace casi tres décadas, cuando nuestro país suscribió el primer Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá.

Fue desde entonces -última década del siglo pasado- que comenzó a señalarse en voz alta la necesidad de trabajar en diversos aspectos de la vida social si no queríamos participar en la conformación de un ejército en el cual nuestros socios comerciales pusieran los generales y a nosotros no nos quedara más que conformarnos con aportar los soldados rasos.

Uno de los primeros aspectos que se identificó en este sentido fue la necesidad de que el idioma inglés formara parte de la formación regular de nuestros profesionistas y técnicos, pues aunque en la región del Tratado se hablaran oficialmente tres idiomas estaba claro que el inglés sería el más usado.

No era el del inglés como segunda lengua, conviene decirlo, el más importante de los requisitos a cumplir para competir con éxito en el marco de un mercado común. Era sí, el reto que parecía menos difícil vencer, sobre todo para las entidades más industrializadas, que son justamente las que comparten frontera con los Estados Unidos.

Recordar lo anterior es importante para dimensionar el tamaño del fracaso que implica descubrir, tres décadas después, y ante un fenómeno económico distinto -el nearshoring- que nos quedamos muy lejos de cumplir con la expectativa, según lo demuestran las estadísticas.

De acuerdo con la consultora English First, nuestro país ocupa el lugar número 88 entre 111 naciones evaluadas en el dominio de idioma inglés. Pero eso no es lo peor, sino el hecho de que Coahuila ha sido identificada como la entidad peor evaluada en este rubro y Saltillo también se encuentra a la zaga en el contexto de las 21 ciudades más urbanizadas del país.

El tema implica un foco rojo en materia de competitividad en el momento actual en que el fenómeno de la relocalización se traduce en una alta demanda de profesionistas y técnicos a quienes se exige, como requisito esencial, poseer un dominio importante del idioma inglés.

A diferencia del pasado, sin embargo, la condiciones actuales no conceden oportunidad para formular planes de largo plazo y los puestos de trabajo se ocuparán con personas que lleguen de fuera, lo cual incluye a profesionistas de otros países.

Resulta realmente lastimoso observar el saldo negativo que arroja este proceso, saldo que debería convertirse en una lección que nos conduzca a revisar cuántos procesos más como éste hemos descuidado y podrían pasarnos factura en el futuro próximo.

Además de eso, por supuesto, habríamos de corregir el rumbo de inmediato en términos de convertir al inglés en una segunda lengua para todos nuestros estudiantes pues, aún cuando hemos perdido esta batalla, la guerra no ha terminado y tendríamos que mejorar nuestro desempeño a la mayor velocidad posible.

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