‘Now and Then’. The Beatles

Opinión
/ 7 noviembre 2023

Y ahora le suplico por favor nos demos un brevísimo descanso de la miseria de la guerra, de la inmundicia de la política y de la abyección de nuestros gobiernos para hablar, ya para variar, de algo bello.

Tal vez a usted le pasó totalmente inadvertido, o le resulta irrelevante por completo, pero hay una nación entera de gente diseminada por todo el mundo que la semana pasada recibió con alborozo el último regalo de sus héroes de la música.

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Me refiero por supuesto a The Beatles y el lanzamiento de su última colaboración, el sencillo “Now and Then” (“De Vez en Cuando”).

Aunque habitualmente en este espacio somos muy tolerantes con todo el abanico de opiniones (¡mentira, no lo somos!), en lo referente a los liverpulianos no admitimos ni el más insignificante disenso. The Beatles son los artistas más influyentes del siglo 20, dieron forma a la música popular como la conocemos hoy (no sólo en lo referente a su composición y producción, sino también a su comercialización y masificación) y continúan siendo increíblemente vigentes no sólo en el gusto de un público en el umbral de la decrepitud, sino también para una amplia base de jóvenes entusiastas de los que dan fe las plataformas y aplicaciones de reproducción musical.

Y si conoce o es usted mismo uno de los detractores de su obra, le invito a averiguar la opinión que su muy personal artista favorito tenga sobre “los bichos”. Le garantizo con un 95 por ciento de fiabilidad que su cantante, banda, intérprete o compositor predilecto le tiene una sincera admiración al cuarteto, si no es que una devoción absoluta o siente de plano una deuda directa con su influencia.

Claro, a menos que su artista del momento sea Peso Pluma o alguna onda tipo Rosalía, aunque incluso en su caso, es obvio que quienes les producen utilizan las versiones digitales de las técnicas y herramientas de grabación artesanales con las que revolucionaron la música en los Estudios Abbey Road durante los años 60.

Así que sin importar a cuál artista o banda usted pondere más, de Pink Floyd a U2; y de Black Sabbath a Metallica; de Led Zeppelin a Foo Fighters y de Queen a Radiohead; Elton John o Lady Gaga, el que no comenzó anhelando sin pudor “ser The Beatles”, abrevó directa y necesariamente de su manantial creativo.

Parece increíble que tenga que dedicar cuatro párrafos a defender la vigencia del grupo, pero es que nunca falta el necio que jamás se ha tomado la molestia de estudiar un poco de historia o de teoría musical y cree que su opinión es igual de válida que la de los demás. Le invito en todo caso a escuchar las impresiones de Leonard Bernstein sobre Lennon y McCartney. Y ya si no sabe quién es Leonard Bernstein, déjelo así mejor y sígale escuchando sus narcocorridos y corridos alterados.

Como se estuvo anticipando durante casi un año, los Beatle sobrevivientes, Richard “Ringo” Starr y Paul McCartney, en colaboración con Giles Martin (hijo del productor original de The Beatles, George Martin), completaron el tema “Now and Then” que Lennon dejó como borrador en una cinta casera y que ya había sido trabajado a mediados de los 90 durante las sesiones de “The Beatles Anthology” sin un resultado satisfactorio.

Casi 30 años después, gracias a la actual tecnología de aprendizaje por algoritmos a la que todo el mundo se refiere como “inteligencia artificial”, fue posible rescatar el sonido limpio de la voz de Lennon y utilizarla como base, a la cual se le incorporaron las nuevas sesiones de Starr y “Macca” en sus respectivos instrumentos, las guitarras que George Harrison dejó grabadas de aquel intento de 1994; coros y armonizaciones vocales de otros viejos temas beatles y un arreglo de cuerdas original como los que solían incorporar en sus piezas más delicadas.

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¿Es una canción beatle realmente? En un estricto sentido sí lo es: cuenta con la participación de los cuatro integrantes que si bien, no estuvieron al mismo tiempo en el estudio, fue así como trabajaron a menudo durante la segunda mitad de su breve, pero trascendental carrera de apenas 8 años.

¿Qué me pareció? Me sonó al principio como a John Lennon (obvio) acompañado de Oasis. Me tomó una decena de repeticiones asimilar su “espaciosa” melodía, un par de análisis teóricos para apreciar su ingeniosa progresión de acordes y reflexionar un poco en la honestidad de su letra simple para apropiarme de ella.

El gran responsable de todo esto, ya sabe, es el director neozelandés Peter Jackson, quien, luego de pasar a la historia del cine con el titánico proyecto de “El Señor de los Anillos” se ganó el privilegio de hacer realidad cualquier sueño y es desde hace algún tiempo un colaborador esencial en la arqueología beatle.

Me emociona mucho que el lanzamiento de un sencillo de The Beatles sea noticia en medios especializados y en redes sociales, como si la banda siguiera realmente en activo más de medio siglo después de su disolución; que sigan siendo relevantes y que encuentren su propio escaparate en un ámbito masivo digital tan ajeno a la realidad del mundo que los vio nacer; y que se refrenden como fenómeno cultural, social pero, sobre todo, eminentemente musical.

Hay una lección importante detrás del sueño cumplido que representa este regalo para los fans de The Beatles y de la historia de la música. Y creo que va para los recelosos disgustados que no faltan y aseguran que todo es un artificio creado sólo para seguir vendiendo y explotando una marca.

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¿Cree usted en serio que la preocupación de dos Caballeros (Caballeros de verdad), que superan los ochenta años, que se ganaron la posteridad al cumplir los 25 y que podrían dedicar sus últimos días a hacer materialmente lo que les viniera en gana, es sólo el embolsarse otros 100 millones de dólares?

¿No sería más razonable pensar que, motivados por su propia añoranza, no dudaron en emprender una nueva aventura para reencontrarse con sus viejos amigos, haciendo en equipo aquello que más amaban una última vez? Llámeme cándido, pero me quedo con esta segunda noción.

Si usted, independientemente del resultado, se emocionó y abrazó este lanzamiento, maravillado por vivir en una época que posibilita tales prodigios... ¡Bienvenido a mi hermandad, a mi nación, a mi única religión!

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