Nuevos caminos: la resiliencia como proceso de reconstrucción

Opinión
/ 25 junio 2024

Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y autor francés, es uno de los principales teóricos y divulgadores del concepto de resiliencia. Su trabajo ha sido fundamental para popularizar y profundizar en la comprensión de este fenómeno.

Boris nació en el seno de una familia judía en Burdeos, Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial, sus padres fueron deportados y asesinados en campos de concentración. Boris, siendo un niño pequeño, logró sobrevivir gracias a la ayuda de diversas personas y organizaciones que lo escondieron. A pesar de las traumáticas experiencias de su infancia, mostró una notable capacidad para adaptarse y superar las adversidades.

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Después de la guerra, continuó su educación, eventualmente estudiando medicina. Se especializó en neurología y psiquiatría, campos en los cuales hizo importantes contribuciones. Además de su formación médica, también se formó en psicoanálisis, lo que enriqueció su perspectiva sobre el comportamiento humano y la salud mental.

Sus experiencias personales lo llevaron a interesarse profundamente en el concepto de resiliencia. Su enfoque innovador combina aspectos de la biología, la psicología y la sociología con la finalidad de comprender cómo las personas pueden superar eventos traumáticos y adversidades.

CONCEPTO

La resiliencia tiene su origen en la física y refiere a la capacidad de la que está dotada un material para resistir un impacto y retomar su forma original; en el ámbito de la psicología, describe la capacidad fascinante y poderosa que tienen las personas para adaptarse, recuperarse y crecer ante la adversidad.

La resiliencia no es una característica innata con la que nacen solo algunos privilegiados, sino representa un proceso dinámico que todos podemos desarrollar a lo largo de nuestras vidas. La resiliencia implica enfrentar desafíos, aprender de ellos y salir fortalecidos.

Para Cyrulnik, la resiliencia no es simplemente una cuestión de resistencia pasiva ante la adversidad, sino un proceso activo de reconstrucción. Define la resiliencia como la capacidad de una persona para desarrollar conductas positivas y saludables a pesar de haber enfrentado situaciones adversas. Este proceso incluye la capacidad de elaborar un nuevo sentido de identidad y significado, a menudo a través de la narrativa personal y la construcción de relaciones de apoyo.

COMO MUESTRA...

Para comprender mejor este concepto, exploremos algunos ejemplos de personas cuya vida y logros encarnan la verdadera esencia de la resiliencia.

ESCONDIDA

Ana Frank (1929-1945), la niña judía que se ocultó casi dos años y medio de los nazis y que, a pesar de esa circunstancia escribió en su afamado diario: “Me es absolutamente imposible construir cualquier cosa sobre la base de la muerte, la desgracia y la confusión. Veo como el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se avecina y que nos matará, comparto el dolor de millones de personas, y sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiará para bien, que esa crueldad también se acabará, que la paz y la tranquilidad volverán a reinar en el orden mundial”.

ELECCIÓN

Ejemplo de resiliencia lo fue también el gran siquiatra Viktor Frankl (1905-1997), creador de la logoterapia, quien afirmó: “Quienes hemos vivido en campos de concentración podemos recordar a aquéllos que caminaban entre los galpones, reconfortando a los demás y dando su último trozo de pan. Pueden haber sido pocos en número, pero ofrecieron prueba suficiente de que al hombre puede serle arrebatado todo excepto una cosa, la última de las libertades humanas: La de elegir su actitud ante una circunstancia dada, la de elegir su propio camino”.

RESILIENCIA Y PERDÓN

Nelson Mandela es también un testimonio emblemático de resiliencia. Pasó 27 años en prisión por su lucha contra el apartheid en Sudáfrica. En lugar de salir de la cárcel con amargura y sed de venganza, Mandela emergió con una visión renovada de paz y reconciliación. Su capacidad para perdonar a sus opresores y liderar su país hacia un futuro inclusivo y democrático es un testimonio de su increíble resiliencia. Mandela no solo sobrevivió a la adversidad, sino que la utilizó como un catalizador para un cambio monumental en su país y en el mundo.

LUCHADORA

Malala Yousafzai, una joven activista pakistaní, es otro ejemplo notable de esta capacidad. A los 15 años, fue atacada y herida gravemente por los talibanes por defender el derecho de las niñas a la educación. En lugar de rendirse, Malala continuó su lucha desde su cama de hospital y más allá, convirtiéndose en la voz global de la educación femenina. Ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014 y sigue trabajando incansablemente para asegurar que cada niña tenga acceso a la educación. Su valentía y determinación demuestran cómo la resiliencia puede transformar el sufrimiento personal en una misión de vida que beneficia a millones.

ADVERSIDAD Y ÉXITO

J.K. Rowling, la autora de la famosa serie de Harry Potter, igualmente personifica la resiliencia. Antes de alcanzar el éxito, Rowling enfrentó una serie de desafíos personales y profesionales, incluyendo la pobreza, el desempleo y la depresión. Mientras criaba a su hija como madre soltera, escribió la primera novela de Harry Potter en cafés, aprovechando cada momento libre. Su perseverancia y creencia en su historia la llevaron a crear una de las series más vendidas de todos los tiempos, inspirando a generaciones de lectores y demostrando que el éxito puede emerger de las circunstancias más difíciles.

STILL...

Hace algunos años uno de los casos muy sonados de una persona referente de la resiliencia fue Christopher Reeve (famoso por haber interpretado a Superman en la película de 1978).

En mayo de 1995, Reeve sufrió una caída de un caballo en la cual se lesionó la espina dorsal. Los médicos hicieron por él lo posible, pero el resultado fue inevitable y terrible. Quedó condenado a una silla de ruedas sin movilidad en su cuerpo, excepto la cabeza; sin control sobre sus movimientos respiratorios, por lo que tenía que permanecer conectado a un respirador artificial; pero no sucumbió, aprendió el sentido de su sufrimiento y amo la vida hasta su muerte en octubre 2004.

Reeve continuó trabajando. Colaboró con entusiasmo con diversas asociaciones, así como con la UNESCO, para luchar por causas similares a la suya, inclusive creó una fundación para recolectar fondos que apoyaran la investigación sobre las lesiones de la médula espinal, y tuvo la fuerza para escribir su autobiografía titulada «Still Me» (Sigo siendo yo).

Para poder progresar Reeve asumió, sin ambages, la “terrible” dependencia, de lo cual comentó: “aceptar tu condición es un paso esencial, y el primero que tienes que dar, en el proceso de rehabilitación”.

Reeve decía que en sus sueños nunca aparecía en silla de ruedas lo que, según él, era una “muestra de su convicción de que algún día recuperaría la movilidad”.

Finalmente, perdió la batalla, pero es recordado como ejemplo de valor y resiliencia.

HÉROES ANÓNIMOS

También podríamos hablar de las personas con capacidades diferentes que todos los días asumen su realidad y luchan por salir adelante. Que son testimonio de fortaleza, dedicación, superación y valentía. Que luchan por salir adelante. Que tienen en ellos todo excepto autocompasión.

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En fin, existen miles de ejemplos de personas resilientes: el estudiante que se sobrepone de un mal semestre, que sale adelante después de una decepción amorosa, que ve la vida con optimismo a pesar de padecer de una enfermedad, que sencillamente es entusiasta ante la adversidad.

ME ATERRA...

Martín Descalzo plantea una innovadora propuesta del ser resiliente: “No me asusta ni el dolor ni la muerte, no me angustian las dificultades ni los fracasos. Me aterra sólo la mediocridad, la estupidez, la cobardía, de quienes se arrinconan en su propio corazón, mendigando piedad de los demás, cuando con un solo coraje podrían recibir la única limosna que verdaderamente cura”. Es verdad: la resiliencia permite sobrevivir a las adversidades y también, sin mendigar nada, prosperar a pesar de ellas.

¿Qué tan resilientes somos? ¿Qué actitud asumimos ante los infortunios? ¿Estamos dispuestos a luchar hasta el último aliento contra las adversidades que la existencia nos presenta? Creo que sí, porque “a la vida le resta el espacio de una grieta para renacer, y las personas sabemos hacer de los obstáculos nuevos caminos”.

cgutierrez_a@outlook.com

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