Para el altar de Venus
COMPARTIR
Don Vetulio, señor de edad madura, llegó a una casa desafinada, es decir de mala nota.
-Que venga Jobilia –le pidió a la encargada.
-¿Jobilia? –se sorprendió ella–. Don Vetulio: están libres Frinesia, Mesalinda y Taisia. Las tres son más jóvenes y más guapas que Jobilia.
-Ya lo sé –contestó don Vetulio. Pero Jobilia tiene algo que me agrada mucho y que las demás no tienen.
-¿Qué es? –preguntó la madama.
-Paciencia –respondió con un hondo suspiro don Vetulio.
Con el mayor respeto le diré al maduro señor que lo que él necesita no es paciencia ajena sino energía propia. Si no desea recurrir al Viagra, que también puede parar el corazón, debe fortalecer su feble cuerpo con nutritivos alimentos a los que se atribuyen cualidades vigorizadoras, de esas que se requieren para sacrificar en los altares de Venus o Afrodita.
Sin que sea ésta una relación exhaustiva, sino de mera ejemplificación, presento un breve
catálogo de sustancias alimenticias y fortificadoras que bien podrían servirle para no fatigar demasiado la paciencia de Jobilia, caritativa mujer de cuya bondad y afable disposición no se debe abusar. He aquí las más conocidas entre todas esas sustancias supuestamente afrodisíacas.
Las enumero por orden alfabético, y hago la aclaración de que no estoy en posibilidad de garantizar su eficacia:
Alcauciles (o sea alcachofas) , almizcle, almejas, ámbar, apio, ayahuasca, beleño, belladona, berenjena, canela, cantáridas, carbono (sulfato de), cuerno de ónix, damiana (hierba), especias, estricnina (naturalmente en muy pequeñas dosis), falinia, fósforo, genitales de cocodrilo (Sudán), ginseng, hachís, infusión de menta, jengibre, kahlúa (licor de), leche de cebra (Tanzania),
mandrágora, mariscos, mollejas de gallina (Edad Media), nuez vómica o moscada, opio, peyote, quina (sustancias estas últimas tres que no se recomiendan, por ser alucinógenas), rinoceronte (cuerno de), salvia, té de clavo, umbelíferas (yerbas), vainilla, xerófitas (plantas), yohimbina y zarzaparrilla.
Ahora bien, don Vetulio: jamás vaya usted a tomar alcanfor, bromuro, nenúfar o foliculina, pues esas nefandas sustancias son anafrodisíacas, vale decir, producen exactamente el efecto contrario al que usted busca, y deberían ser desterradas de la farmacopea por nocivas y contrarias al género humano.
La lista que arriba puse no es óbice para decir que en todo caso el mejor estimulante del amor es el corazón: si no hay amor por la pareja ya podrá el amador tomarse todos los afrodisíacos existentes; el efecto será nulo o modesto. La mujer amada es para cualquier hombre la mejor invitación a conseguir esa plenitud –dada por Dios– que es el amor.