Diosito, que lo llenó de buenas cualidades de cuerpo y alma, no fue tan generoso con él en lo que atañe a la inteligencia, y le dio un cerebro de mosquito, o más pequeño aún.
En la esquina de la actual calle de Emilio Carranza y calzada Madero pidió que le compraran un jarrito de pulque, y lo fue bebiendo a pequeños sorbos mientras llegaba al Panteón. Ya frente al paredón dictó a los periodistas sus últimas palabras
Fue un regalo que me hizo y que me sigue haciendo aquel sabio maestro, aunque no viva ya. La he usado muchas veces para justificar ciertas claudicaciones
Con notable memoria recitaba don Guillermo Prieto infinidad de versos; mil peregrinas cosas relataba. Su facundia de galano conversador dejó memoria en el Saltillo
A veces lo malo no es morir, sino ver morir. Las gentes y las cosas que desaparecen nos hacen una seña con el dedo: ‘Ven’. Y allá vamos. Todos tenemos boleto para ese destino
En este viaje a Lagos de Moreno descubrí la amabilísima figura de don Celestino González. Nacido en 1802 vivió casi 100 años. Todavía a los 80 engendró un hij
Los oaxaqueños no quieren a Carranza. Su desamor es explicable. En 1916 los carrancistas tomaron su hermosa capital... los carranclanes imaginaron un castigo: quemar el Árbol del Tule
No se puede tener todo en esta vida, es la verdad. Jamás hay felicidad completa. Esperemos, sí, que en este tiempo no haya circunstancias económicas, como las que la 4T propicia
Las leyendas son aquí una parte del patrimonio popular. En otras partes la gente vive de la pesca, de la madera o del carbón. En Guanajuato la gente vive de las leyendas
El problema de la juventud consiste en que los jóvenes son demasiado inexpertos para gozarla. La edad mayor, en cambio, tiene muchas cosas disfrutables
El nombre debe haber sido muy gustado, pues con frecuencia lo he encontrado en cartas y relatos del antepasado siglo. A más de mamá Lata otras dos Liberatas hay que quiero recordar
Los de ciudad hemos perdido la costumbre de adornar nuestra conversación con los antiguos dichos que nuestros padres y abuelos usaban como sabrosa especia para sazonar la plática