Petición para Fernando Orozco, alcalde de Parras
Primera vez que este columnista se dirige a su alcalde parrense, Fernando Orozco Lara, del que todos estamos conscientes que lucha arduamente por sacar a nuestro Pueblo Mágico del marasmo y el desfalco en que dejaron a nuestro municipio los últimos alcaldes nefastos desde que fungió como mal edil el contador, abogado y filósofo Gerardo Gutiérrez Arriaga, y de ahí pal’ real pura ficha lisa, que esperamos los habitantes de este sufrido municipio no se convierta en lo mismo usted señor Orozco Lara.
En esta columna hemos hecho peticiones que nunca contestan los alcaldes de Parras. Sabemos bien que es por ignorancia, valemadrismo y estupidez que dichos alcaldes han conjugado para demérito de nuestro municipio olvidado.
A don Evaristo Madero Marcos le pedimos un homenaje para el insigne peruano-cubano don Manuel Márquez Sterling, pero su asesor el Guachi dijo que no. Pese a toda la exposición de motivos que ni siquiera leyeron porque, desgraciadamente, tarde nos enteramos de que no saben leer.
La justa petición que hago hoy, señor alcalde, es que reconozca la amplia trayectoria del ingeniero don Francisco Rivero Schneider en la vida pública de Parras. Si no quisieron los ediles de muchos Ayuntamientos reconocer al diplomático Márquez Sterling, creemos que ha sido por su antigüedad, cosa que no pueden alegar ahora con don Francisco a quien muchos que aún vivimos reconocemos y queremos como el gran patricio y personaje que sigue vigente en el tiempo y la historia de Parras.
Don Francisco Rivero Schneider fue un administrador de empresas que llegó a Parras de la Fuente en los años 60 del siglo pasado. Fue un ingeniero exitoso que llevó a la Compañía Industrial de Parras a los niveles más altos de producción en la historia de esta fábrica textil.
Era don Francisco un patricio de apariencia distinguida, un hombre importante, afín a los grupos industriales más importantes de México y el mundo. Educado en el extranjero, en la “Ivy League” (Cornell University), ampliamente calificado para alternar con los Du Pont, Guggenheims o los Krupp, una imagen que aún persiste en la memoria de los que estudiamos en la Universidad de Nuevo León y el Tec de Monterrey, también como don Francisco, en el extranjero.
El tema central es que don Francisco Rivero convirtió a la fábrica “La Estrella” en la “Estrella mundial de la mezclilla”, pues durante su periodo como director general de la empresa fue que nuestra ciudad vivió una etapa que hizo de Parras una comarca de progreso, jauja y bienestar que hoy añoramos como al paraíso perdido. Y es que como todo buen capitán de empresa, don Francisco Rivero fue un hombre de grandes logros, lo cual siempre demostró con acciones positivas y productivas.
Es por eso y mucho más que hoy apelamos a la gran capacidad de gestión que posee nuestro alcalde Fernando Orozco para promover en su Cabildo la petición de que una calle de nuestra ciudad lleve el nombre de don Francisco Rivero Schneider en justo reconocimiento a su trayectoria y al gran cariño y veneración que siempre tuvo por nuestra patria chica, la cual, también lo reconoce como a un hijo distinguido.
Esperamos su respuesta, señor alcalde.