15 de mayo, Día del Maestro

Politicón
/ 31 julio 2019
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Entendemos como profesión la posesión de conocimientos cívicos, de cultura general, históricos, científicos, tecnológicos, humanísticos o artísticos especializados, adquiridos por medio de un estudio formal acreditado. Hoy día un profesionista que se precie de serlo ha de aplicar y aprobar una certificación internacional cada año. Para estar actualizado en las mejores prácticas profesionales del mundo.

Si antes aplicaba el dicho: “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. Eso cambió desde hace 20 años: “camarón que se duerme lo sirven en cóctel”. Necesitamos estar muy alertas y esforzarnos cada día en construir una mejor versión de nosotros mismo. No darnos permiso de autoengañarnos porque no es lo que usted no sabe lo que le vuelve inútil; lo que usted cree saber es lo que puede ser devastador.

En materia de Educación reconozcan la donación que nos hizo Albert Einstein: ¡El mundo es cualitativo no cuantitativo!

Para convertirse en profesores forjadores de niños brillantes, necesitan aprobar una batería de pruebas que dé un perfil específico. Vocación comprobada, Ética reflejada en su vida laboral, dominio de las materias que imparten, coeficiente intelectual, salud y coeficiente emocional.

Lo fundamental: la responsabilidad de dar cimientos sólidos de educación básica y lograr que realmente los niños avancen, no sufran el fracaso humillante de no ser aceptados en el siguiente nivel porque sus profesores del año escolar anterior no les enseñaron bien, no les enseñaron con excelencia, eligieron ser sindicalistas cobrando, eso sí, como educadores.

Los buenos maestros tienen otra cualidad de oro, la responsabilidad. No dejan ¡nunca! a los niños sin clase por asistir a las asambleas sindicales en horas de trabajo, aportan formidables herramientas en toda etapa del aprendizaje. Así el alumno puede crecer digno, atento, con espíritu progresista, seguro de sí mismo con el dominio de cada materia que los profesores de excelencia imparten, coeficiente intelectual, salud y coeficiente emocional. Don de gente con el que logran ser fáciles de recordar durante toda la vida de quien tuvo la fortuna de estar en su clase.

Al crearse la Escuela Normal en el Distrito Federal en 1887, la profesión de maestro cobró una importancia que no tenía hasta entonces. En 1979 se habían fundado en el Distrito Federal dos academias de profesores, antecedente de la Normal y modelo para el resto del País, cuya razón de ser fue “uniformar la enseñanza en todas las escuelas nacionales primarias y mejorar en ellas la instrucción en el sentido que exigen los adelantos modernos”. Esa fue la base de la estructura de desarrollo para México. Es una verdad axiomática que el valor de una escuela está en proporción directa del prestigio y la competencia del profesorado, más bien que de la bondad intrínseca de los planes de estudio.

Justo Sierra, Revista Positiva, T. VII, 29 de enero 1907.

¡Decídete a ser feliz hoy!

 

@_A_lfonsina

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