Ciclodía 5.0

Politicón
/ 8 octubre 2017

La bicicleta comparte un elemento característico de la herencia cultural de Saltillo: es incluyente. Por necesidad, los españoles involucraron a los indígenas Tlaxcaltecas en la colonización de estas tierras, quienes obtuvieron a cambio privilegios importantes como montar a caballo, el derecho a la propiedad y a la libertad, prerrogativas que durante la colonia estuvieron fuera del alcance de la mayoría de los pueblos autóctonos. Al paso del tiempo, la comunidad que se formó con estos pobladores, prosperó en una convivencia por lo general pacífica y respetuosa. De los Tlaxcaltecas recibimos los principales íconos culturales de nuestra ciudad: el sarape, el pan de pulque y la cajeta de membrillo.

Durante buena parte del Siglo 20 la bicicleta ocupó un espacio importante en la movilidad urbana en Saltillo: operarios, estudiantes, repartidores, cobradores y niños juguetones, andábamos por las calles de Saltillo “como Pedro por su casa”, a partir de los años 70 la ciudad empezó a crecer de forma acelerada y desordenada, las distancias de los traslados cotidianos se extendieron considerablemente y el automóvil se adueñó de las vialidades. 

En nuestros tiempos, la urbanización centrada en el uso del automóvil enfrenta graves desafíos: el congestionamiento vehicular y la contaminación ambiental. En la búsqueda de soluciones, los planeadores urbanos se han dado cuenta de que la bicicleta es la mejor forma de movilidad urbana para recorridos medios (entre 200 metros y cinco kilómetros), pues es limpia, divertida, económica y saludable. De igual forma, han demostrado que la calidad de vida es mayor en ciudades compactas, con usos mixtos y sistemas de movilidad urbana diversificados, en los cuales coexisten de forma venturosa el auto particular, los medios de transporte público masivo y los no motorizados (la bicicleta y las chanclas).

Naturalmente estas transformaciones requieren cambios en la orientación de las políticas de urbanización y de movilidad. Poco a poco se ha ido modificando el entorno normativo, por ejemplo, tanto a nivel nacional como en el ámbito estatal y municipal, existen leyes de movilidad urbana sustentable. Lo que falta es que los Gobiernos respeten y apliquen esos criterios en sus programas y presupuestos.

Son cambios que requieren imaginación y perseverancia, pero de la misma forma como en las tramas en dónde se tejen los sarapes de Saltillo coexisten en armonía hilos de todo el espectro cromático, no hay razón para que en nuestras vialidades y espacios públicos no lo puedan hacer las diferentes formas de movilidad.

Conviene recordar que la libertad de tránsito establecida en nuestra constitución, no se le otorga a Ford, BMW, Toyota o Volvo, sino a Pedro, Juana y María, es decir, a los ciudadanos. De manera que debemos disponer de la oportunidad de elegir, en condiciones de eficiencia y costos razonables, del o los medios de transporte a nuestro alcance y preferencia. Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar, de la misma forma que todos los colores lucen su esplendor en cada uno de nuestros sarapes.

Con la intención de promover el uso seguro de la bicicleta en Saltillo, tres grupos de ciclismo urbano organizan la quinta edición del Ciclodía. La cita es el próximo sábado 14 de octubre a las 17:00 horas, en la Plaza de las Ciudades Hermanas, justo a los pies del poeta de Saltillo: Manuel Acuña. El registro de participantes, que dará derecho a la participación en las rifas, se realizará a partir de las 16:00 horas. No hay costos de inscripción y es una actividad ideal para la sana convivencia familiar.

En esta ocasión los grupos de ciclistas demandarán a nuestras autoridades el impulso a la agenda de la movilidad sustentable en nuestra capital. Específicamente, reclaman el cumplimiento de la Ley de Movilidad Sustentable del Estado de Coahuila de Zaragoza, así como de las disposiciones del Reglamento de Tránsito Municipal. ¡Vámonos de pedales!

      adavila_mx@yahoo.com.mx

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