¿Cuándo es el mejor momento?

¿Estás seguro que hoy es el mejor momento para ese proyecto que quieres desarrollar?  ¿No será mejor esperar un poco?
 
¡Hola!  ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector?  Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso.
 
Hoy quiero narrarte una historia que te puede hacer reflexionar.  Todo sucede en una trinchera, en el más terrible fragor de la batalla…
 
¿Guerras?  ¡Muchas!  Las hay en todas partes.  Todo mundo reclama lo propio, todo mundo defiende lo suyo.  Desde Caín y Abel, existen las guerras.  Algunas han durado demasiado tiempo, como la guerra que se dio entre los Países Bajos y las Islas Sorlingas, que duró nada más… ¡335 años!  ¿Qué le pasa al ser humano?
 
¿Otra guerra larga?  La que sostuvieron los españoles y criollos de Chile contra los indios mapuches, que fue de 1536 hasta 1818, o sea, duraron en pugna… ¡282 años!
 
Y la de los Cien Años, que no duró ese tiempo, sino 116 años.  Fue entre Inglaterra y Francia.
 
Pero lo que no tiene nombre como guerra, ¡es la que duró 800 años!  La de los moros contra España.  Que curiosamente culminó en 1492.  ¡Qué barbaridad!
 
Recuerdo uno de los versos de una poesía llamada “La Guerra”, escrita por mi papá.  Que dice así:  “La guerra es el espectro de la muerte, envuelta en el crespón de la ignominia”.
 
Pues en una de estas y tantas guerras, un grupo de soldados se encontraba en una trinchera, aguantando el tremendo embate del ataque enemigo.  Uno de los soldados, resultó herido, al tratar de sortear las balas del enemigo, cayendo a unos metros de la trinchera.
 
Otro de los soldados observó todo lo que pasó. Agazapado, se mantuvo bajo resguardo de la trinchera, hasta que observó una diferencia en la dirección de las balas enemigas, y ahí fue dónde aprovechó, para acercarse a su compañero, para arrastrarlo hasta la trinchera, para que recibiera auxilio médico.
 
El soldado que estaba al lado de nuestro héroe, le preguntó, que por qué fue hasta ese momento por el compañero herido, contestando, ¡esperé el momento oportuno!
 
Amigo distinguido, amiga, ¿éste es el momento oportuno para sacar adelante tu sueño?  ¿Para lograr tu meta, ya quieres tu objetivo, ya tu cumbre?  ¿No convendría esperar un poco?
 
Te lo dejo para que lo pienses.  En ocasiones, es más inteligente esperar, que actuar de inmediato.  Solo razona si es lo que más te conviene, en este caso concreto por el que estás pasando y viviendo…, pero la decisión es muy tuya.
 
¡Te deseo mucho éxito en la decisión que vayas a tomar!
 
Antes de cerrar, te transcribo algunos versos, en el orden acostumbrado, por espacio, de otro poema, que se llama La Guerra, escrito por Antonia Álvarez Álvarez (puedes verlo completo en la liga que te refiero):
 
La guerra tiene labios azulados, ojos de soledad, carne de frío, campos de noche eterna, gesto airado, inviernos sin otoño y sin estío, la guerra... tiene el ceño ensangrentado, harapos y negrura de atavío, alaridos sin nombre y sin soldado, desbordadas las venas, turbios ríos.

La guerra..., sal en la herida abierta de la tierra
 
Algunos textos de canciones que hablan de La Guerra:
 
"La guerra es una masacre de gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce pero que no se masacra"

"En una guerra siempre se perderá más de lo que se ganará"
 
Cierro como siempre:  “y a seguir pataleando…, ¡porque no hay de otra!

Bibliografía consultada:
http://historiasdelahistoria.com/2008/07/03/las-cuatro-guerras-mas-largas-de-la-historia
http://www.poemas-del-alma.com/antonia-alvarez-alvarez-la-guerra.htm
http://listas.20minutos.es/lista/canciones-sobre-la-guerra-315490/

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