El pésimo transporte público del ‘líder en competitividad’
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Cuenta la leyenda que alguna vez tuvo Saltillo transporte público. Que circulaba por sus calles y avenidas distribuido en 38 rutas. Que había usuarios y que, bien o mal, contribuía a la movilidad urbana.
Sin embargo en 2015 todo se jodió.
Primero el Gobierno Municipal desarticuló el año pasado al Saltibús, la primera iniciativa en la historia contemporánea de la ciudad que pretendió cambiar el orden preestablecido del negocio. Con ello volvió el caos tolerado.
Luego, al implantarse taxímetros en febrero de este año y reducir por tanto el costo de los viajes en automóvil de alquiler, se pensó que por un asunto de simple selección natural y cadena alimenticia las rutas de transporte público harían algo para contrarrestar la pérdida de pasajeros.
Pero no sucedió así.
El servicio es tan deficiente como antes pese a que la necesidad se calcula en 243 mil pasajes diarios. No recuerdo una época donde hubiese tan pocas unidades circulando como ahora. Obsérvelo usted mismo. Como si las concesiones le hiciesen un favor al usuario en lugar de prestar un servicio público.
Finalmente, para dar la puntilla, en julio el Ayuntamiento aumentó un peso la tarifa de pasaje. Y aquí viene lo interesante: lo justificaron con una presentación de Power Point de 13 páginas y múltiples faltas de ortografía.
El documento denominado “Análisis de Ingresos y Egresos del Transporte Urbano”, elaborado por el Instituto Municipal del Transporte (IMT), mañosamente comparó a Saltillo con otras ciudades cuyas tarifas son más altas como los 11.50 pesos de Los Cabos, los 12 pesos de Monterrey o los 13 pesos de Mexicali. Junto a ellos los nueve pesos para pago en efectivo en que quedó el costo parecieran una bicoca, aunque no es así de simplón el razonamiento: ni recorren la misma distancia los camiones en una y otras ciudades, ni el ingreso promedio de los usuarios es igual.
Por si fuera poco los concesionarios del transporte público han cumplido sólo cinco de 13 compromisos que firmaron con el IMT como condición para incrementar el precio, de acuerdo con el oficio UAI/553/15. Y lo peor: en los primeros nueve meses de 2015, hasta el 17 de septiembre, han intervenido en 447 accidentes de tránsito. El doble de los registrados en 2014.
En el Municipio, por lo demás, el uso del transporte público es un asunto cultural muy arraigado y no hay iniciativas del Ayuntamiento para modificar esa costumbre; no hay políticas que incidan en el tema.
Las condiciones en que operan los camiones urbanos condenan a un hipotético pasajero a no usarlos, salvo por imperiosa causa económica; orillan también a excluirse dentro de una burbuja metálica de cuatro ruedas y tener recelo del exterior debido a la falta de alternativas para viajar.
En una sociedad eficiente, y generalmente europeizada, lo ideal sería utilizar las rutas. Si no todos los días al menos unos viajes a la semana para evitar el uso del automóvil y, con ello, favorecer al medio ambiente y a nuestra salud. No menciono a la bicicleta porque, definitivamente, no hay condiciones de seguridad vial para usarla en Saltillo. Particularmente cuando el Gobierno Municipal actual recortó el intento de Ciclovía que se instauró hace cuatro años, y a los kilómetros restantes no da mantenimiento.
Ahora bien, ¿le parece normal que luego de 2015 años no exista siquiera un mapa de rutas disponible para todo público de manera accesible? Si para los habitantes de la ciudad es complicado ubicarse y transportarse, imagínese cómo sería para un eventual turista que visite Saltillo.
Cortita y al pie
En el estudio “Ciudades Competitivas y Sustentables 2015”, donde nuestro Municipio aparece ubicado en primer lugar nacional en “competitividad” y “sustentabilidad” (la semana pasada publiqué aquí por qué no son exactas ni creíbles las cifras), se menciona que la capacidad vial de Saltillo “es insuficiente y los problemas de saturación son permanentes”.
Sí, la misma publicación del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y Banamex que tanto pregona el Ayuntamiento.
La última y nos vamos
Y aquí viene lo interesante: en Saltillo “el gasto de la población con menores recursos en transporte público está muy por encima del porcentaje recomendado sobre el ingreso”, observa el IMCO.
En resumen: el pasaje es muy caro (y muy malo), el salario es muy bajo, y el Ayuntamiento muy incompetente.
@luiscarlosplata