Enciendan veladoras
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Los calendarios político electorales en México y los EU requieren que el proceso de renegociación del TLCAN finiquite a fines de este año o a más tardar el mes de enero del próximo, para que los Congresos los aprueben
El lunes 17 de julio del presente, el Gobierno de los Estados Unidos de América (EU) comunicó al Congreso de ese país los objetivos que busca alcanzar con el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado por ese país con México y Canadá. De acuerdo a lo previsto, las conversaciones habrán de arrancar en poco más de dos semanas, específicamente, a partir del día 16 de agosto. El documento puede consultarse aquí.
Al ser cuestionado sobre el asunto, el secretario de Economía del Gobierno Federal, Ildefonso Guajardo, apuntó que si bien no había necesidad de ponerse los guantes, sí sería oportuno ajustarse el cinturón, pues el proceso augura emociones tan fuertes como las de un recorrido por la montaña rusa.
En el documento se formulan 22 objetivos, destacándose como un propósito central la pretensión de reducir el déficit comercial de los EU con sus países vecinos. Al hacerlo no se indica que el desequilibrio comercial del gigante del norte tiene causas estructurales: su bajo nivel de ahorro interno y su elevado gasto gubernamental, combinación que convierte a los EU en importador neto, generando un importante déficit comercial que puede ser cubierto gracias en buena medida a la emisión de dólares.
También se incluye la pretensión de eliminar el capítulo 19 del TLCAN actual, el cual se relaciona con el mecanismo de solución de controversias comerciales. El Gobierno norteamericano pretende cancelar la opción de que la solución de controversias pueda ser resuelta por un panel de expertos internacionales, obligando a su litigio en las cortes de los EU. La efectividad del mecanismo contemplado en el capítulo 19 del NAFTA se refleja en que los diferendos por dumping involucran al 1.3 por ciento del inmenso valor de comercio que involucran las transacciones comerciales internacionales entre los tres socios comerciales.
Como referente, las disputas comerciales relacionadas con el resto de los países del mundo son más del doble (2.7 por ciento del valor comerciado) y con China alcanzan el 10 por ciento.
Vale la pena destacar dos aspectos muy positivos: 1. El reconocimiento de que será una negociación trilateral, lo cual es destacable tras la intención varias veces señalada por el Gobierno de Trump de emprender renegociaciones bilaterales y por separado con México y Canadá y; 2. Que los eventuales resultados alcanzados por los representantes comerciales de los Gobiernos de los tres países tendrán que ser aprobados por sus respectivos Congresos.
Otro tema espinoso será la estrecha ventana temporal disponible para una negociación tan compleja. Los calendarios político electorales en México y los EU requieren que el proceso finiquite a fines de este año o a más tardar el mes de enero del próximo, para que los Congresos los aprueben, como dice la canción, “para abril o para mayo”. Luis de la Calle, consultor, experto en materia comercial, exfuncionario del Gobierno Federal e integrante del equipo mexicano de negociación del TLCAN vigente, considera que la probabilidad de que esto ocurra es de un 20 por ciento.
También está por verse que los Gobiernos logren el respaldo necesario en los congresos para que eso ocurra, lo cual, a juzgar por las evidencias, será algo más que difícil. Recomiendo ver la entrevista con de la Calle en:
http://noticieros.televisa.com/videos/la-proxima-renegociacion-tlcan/.
Resulta más razonable pensar que la renegociación se prolongará en el tiempo y que será hasta el 2019 cuando se turnen sus resultados a los respectivos poderes legislativos. Pero esto ocurriría con un nuevo Gobierno en México y un nuevo Congreso tanto en nuestro país como en los EU. En este escenario sería más probable que, de alcanzar un acuerdo los negociadores, alguno de los tres congresos lo rechazara. De ser así, la pregunta es: ¿qué hará el Gobierno de Trump?, ¿invocaría la cláusula 22.05 para retirarse del TLCAN o se mantendrá el acuerdo vigente?
Rob Riemen, filósofo holandés, nos proporciona algunas claves para desentrañar la peligrosa coyuntura que vivimos. En su opinión, la democracia occidental padece una enfermedad denominada “fascismo”, la cual se puede desentrañar analizando la conducta de un líder fascista y destaca la de Trump. La define en los siguientes términos: “Alardea en todo momento, es un macho dominante y vulgar, enamorado del poder, con instintos animales, que degrada y humilla a la mujer todo el tiempo y es un maestro de las mentiras que cultiva el miedo y el odio. Para aferrarse al poder, necesita un chivo expiatorio, para culparlo de todos los males, para Hitler fueron los judíos, para Trump, los mexicanos” (se puede ver esta entrevista en aquí.
Al parecer, seguiremos por largos meses pendiendo de un hilo muy delgado.
adavila_mx@yahoo.com.mx