I LOVE SALTILLO

Politicón
/ 14 enero 2016
true

Quizás el caso de mayor éxito de posicionamiento de marca asociado a una ciudad sea -obviamente- el de New York.
La leyenda I LOVE NY (en realidad la palabra LOVE sustituida por un corazón rojo), en letras mecanográficas, es uno de los logotipos más reconocibles de todo el planeta.

Si lo analizamos bajo la lupa de la mercadotecnia y la comunicación visual, es un diseño muy cercano a la perfección: es austero, directo, muy fácil de recordar y tiene un inmediato impacto positivo. Cumple además con su propósito de vendernos a New York como un destino deseable.

La campaña data de 1977, cuando el Comisionado del Departamento de Comercio del Estado de NY contrató a la Agencia Wells Rich Greene para desarrollar una campaña de promoción al Estado, y contrató también al diseñador Milton Glaser para elaborar un logo basado en la campaña de la agencia.

Glaser ideó la composición del logotipo (cuatro caracteres ordenados simétricamente en dos pisos) y, pensando que la campaña duraría a lo mucho un par de meses, se dio el lujo de no cobrar por su colaboración.

Glaser quizás debió pensárselo dos veces, ya que su diseño se convirtió en todo un fenómeno gráfico, un éxito sin precedente del que pronto se apropiaron los residentes de la Ciudad de Nueva York, adoptándolo como su marca distintiva.

El logo trascendió la campaña y se convirtió en el motivo permanente de toda suerte de artículos grabados e impresos, lo mismo productos oficiales como souvenirs pirata, cosa que no importa tanto como la contribución de esta sencilla propuesta gráfica a la identidad y sentido de pertenencia de la ciudad más cosmopolita del mundo.

El año pasado, la Saraperópolis lanzó un reto similar: La creación de una marca para Saltillo (una que se supone habrá de protegerse contra  los vaivenes administrativos), a través de un concurso convocado por el propio Ayuntamiento.

Me abstuve de participar porque aborrezco los concursos (y es que tengo la impresión de que para ser jurado de un certamen se necesita ser obligatoriamente cretino); por eso y porque no se me ocurrió absolutamente nada. La cosa es que no di con una idea original que con un mínimo de elementos pudiera pregonar las bondades de esta estreñida capital.

Y francamente estimé que sin una idea refrescante, una que dejara atrás el pasado y mirara hacia adelante, lo mejor era abstenerse. 

Hace unos días el Municipio dio a conocer los cuatro trabajos finalistas y, aunque todos presentan aspectos buenos, malos y discutibles, ninguno me garantiza que vaya a ser apropiado por los hijos de este terruño como su identidad gráfica.

Usted puede votar por el que menos le disguste o el que más le convenza. Al menos, tómese la molestia de conocerlos a ver si coincide conmigo (http://a.cstmapp.com/entries/12279). 

El primer finalista tiene como elemento gráfico principal la Catedral de Saltillo, que nos remite como de costumbre a nuestro pasado. Lo malo es que la Catedral de Santiago sólo es identificable como símbolo para el avecindado en Saltillo, para el foráneo no es discernible de otras tantas iglesias en todo el País. Este trabajo utiliza  además el elemento del corazón (¿en dónde lo hemos visto antes?). Visualmente es agradable, aunque su paleta de color es tan panista que ni de vacilada lo preservará una eventual administración tricolor.

El segundo nominado es una representación esquemática de un multicolor entramado textil. Es decir, es un sarape abstracto. A mí la simple idea de quedarnos eternamente ciclados en una prenda tlaxcalteca de la antigüedad me provoca jaqueca (y agárrese porque es el motivo de éste y los dos trabajos restantes). El entramado forma una “S” al centro (like). Si me lo preguntan, tampoco me disgusta, aunque no es económico y resulta “un poco demasiado” institucional. Además, como ya le digo, nos transporta a una tradición prácticamente extinta.

El tercero es sólo el nombre de esta capital, sustituyendo la “i” por el número 1: “SALT1LLO”. Ese me parece el mayor acierto, porque su tipografía, además de pesada, juega también con los colores y los diseños de nuestra prenda tradicional: el Sarape. Esta propuesta no tiene mucho para ser recordada.

El cuarto finalista es otra variación del Sarape. Esta vez representando el grabado en rombo central de nuestra cobija autóctona. Divididos en cuadrantes, se aprecian algunos de nuestros elementos regionales (arquitectura, plantas xerófitas, fósiles y plumas de penacho de matachín). Como ya verá, no es en absoluto económico. Pese a lo recargado no resulta horrendo, pero tanto en su aspecto icónico como tipográfico, parece salido de alguna dependencia de turismo. 

Me disculpo si algún colega, amigo o conocido, es autor de alguno de los trabajos reseñados. Aunque soy comunicólogo, mis apreciaciones son sólo eso, meras apreciaciones.

Los saltillenses de cualquier manera tendrán la última palabra. Aunque me animo a agregar que el éxito de I <3 NY radica en que no buscó incorporar ningún viejo elemento de la iconografía neoyorkina (que es sobradamente vasta), y en cambio, dejándola de lado, pasó por sí mismo a formar parte del catálogo de símbolos de aquella ciudad.

Me arriesgo a decir también que nosotros tendremos que seguir buscando, porque los símbolos no se dan por decreto, sino de manera fortuita. Pero una vez encontrados, entonces sí que estamos obligados a preservarlos.

petatiux@hotmail.com 
facebook.com/enrique.abasolo

TEMAS

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM