La vocación de Coahuila, ¿ser el ‘basurero tóxico’ del País?

Politicón
/ 6 marzo 2016
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Habían transcurrido apenas 23 días del año 2008 cuando un eufórico Presidente del PRI en el Estado lanzaba loas al entonces Alcalde de Viesca, Mario José Gallardo: “es un orgullo para los priístas, pues se negó a la construcción de un Cimari en su Municipio que ya contaba con los permisos federales para ello”.

¿Sabe usted quién dijo eso?

Quizá no le sorprenda: el actual Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez.
“Nuestros cuadros políticos sí ven por el bienestar de la gente y no arriesgan la salud de los coahuilenses”, secundó en un mensaje maniqueo, envenenado de ideología.

Luego la vida quiso que aquél dirigente gobernase Coahuila y durante su administración —si no sucede nada extraordinario— opere un Cimari en el ejido Noria de la Sabina, perteneciente a General Cepeda (autorizado por un edil priísta, cabe señalar), en un terreno de 500 hectáreas, para almacenar 40 mil 253 toneladas anuales de lo que llamó “basura tóxica” hace ocho años.

¿Y la congruencia, apá?

La anécdota de la hemeroteca viene a cuento pues el pasado 1 de marzo la Sala Especializada en Materia Ambiental y de Regulación, del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, concedió la suspensión provisional del “sitio para el reciclaje, tratamiento y confinamiento controlado de residuos peligrosos previamente estabilizados”, cuya construcción llevaba “un 80% de avance” (VANGUARDIA, 16/12/15).

Se trata, posiblemente, de la última oportunidad para frenar la operación del tercer Cimari de su género el País, y segundo en Coahuila (el otro se ubica en Mina, Nuevo León). Ojo. Como último recurso quedaría la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, publicada en junio de 2013, la cual asigna derechos y acciones a las personas para proteger bienes que directamente no son suyos. Así, el medio ambiente se convierte en patrimonio de todos, en un asunto de interés público.

Pero el caso es interesante porque la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) habían concluido que la obra cumplía con la normatividad ambiental, de acuerdo con el comunicado BP/700–15 del 27 de septiembre de 2015, aunque a la fecha no han exhibido los permisos correspondientes: la autorización SGPA-UARN/0389/COAH/2015, emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), ni el Manifiesto de Impacto Ambiental número S.G.P.A./DGIRA/DG/06159.

¿Y el medio ambiente dónde queda?, ¿le interesa verdaderamente a nuestros gobernantes?

¿Alguien se ha puesto a pensar que Saltillo será epicentro nacional del trasiego de residuos tóxicos hacia los confinamientos de Ramos Arizpe y General Cepeda?
Como si la recolección y el transporte no pasaran por la acción humana.

Cortita y al pie

Hace ocho años Rubén Moreira se congratulaba que un Presidente Municipal hubiese frenado a las dependencias del Gobierno Federal (encabezado por Felipe Calderón), y que por consecuencia no se construyese un Cimari. “Es el ejemplo de un hombre que sí quiere a su pueblo”, señaló.

Sin embargo la historia es cíclica. Un día son yunque. Otro día martillo.

La última y nos vamos

Gobernador, ¿la vocación natural de Coahuila es ser el basurero tóxico de México?
De ser así, ¿qué somos sus habitantes?

Por lo demás, ¿dónde quedaron sus palabras de 2008, en torno a no “arriesgar la salud de los coahuilenses”? Aún estamos a tiempo.

carlos_plata01@hotmail.com

 

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