Mamá y papá: ambos son mis padres
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“En la depresión se puede ver que uno de los padres, o ambos, son rechazados o que el acceso a uno de los dos es imposible, por las razones que sean.” BH
Cada situación familiar es diversa y con un sinfín de complejidades. Cada pareja aporta su paquete de creencias, aprendizajes, dones, virtudes… los cuales se heredan y traspasan de generación en generación. Cuando se da una separación o incluso una relación conflictiva en ambos padres, suele suceder, que quienes sufren más la situación son los hijos. Y es que ante las diferencias, muchos padres en el enojo, usan a sus hijos para maltratarse entre ellos.
Amamos tanto a nuestros hijos, ¿Pero cómo les hablamos de nues- tra pareja o de nuestra expareja? ¿Qué actitudes tomamos ante la si- tuación? ¿Cómo puedo evitar más heridas psicológicas en mi círcu- lo familiar? ¿He pensando que lo más importante es la estabilidad emocional y afectividad de cada uno de mis hijos? ¿He sido cons- ciente de que al orillar a mi hijo a parcializarse le hago perder su equilibrio interno y generar sufri- miento? ¿Reconozco que todo lo que digo a nuestros hijos, es absor- bido, catalogado y guardado en su subconsciente?
Y quisiera tratar este tema porque si, todos los madres y padres cometemos errores en la vida de pareja y en la crianza, no hay perfección. Pero existen situaciones más delicadas en las que se denotan enfermedades psicológicas que si no se toma acción por la ley, llegan a afectar tanto la estructura del niño, que el daño llega a ser muy profundo. Si tu estás atravesando esta situación, identifica si ¿Tú generas el conflicto? ¿Estás aferrado o aferrada a eso? ¿Impides que tus hijos reciban del otro progenitor su amor, seguridad, su fuerza, su tiempo?
Y es que entre más pronto se trabaje, menos será el daño. Hoy hay cantidades de jóvenes en depresión por un asunto no resuelto de sus padres. Las carencias y heridas de afecto nos acompañan siempre y buscan la salida, cómo lo afirma Luz Rodríguez, terapeuta, “La protección que añoramos de mamá o de papá, jamás puede ser sustituida por nada… ni por adicciones… ni por la comida… ni por los kilos de más.”
Mamá o papá, así tu hagas más que el otro, o te sientas “mejor” que el padre o madre de tu hijo, recuerda que es parte de y sin el/ella no hubiesen podido dar vida. La única manera de llegar a una negociación favorecedora, es pensando en el bien de sus hijos, no en el suyo. Mamá, recuerda que no serías madre si no existiera el padre de tu hijo, y viceversa, esa es la unidad que se llama padres y sus hijos son el resultado maravilloso de esa unidad, de esa unión perfecta que sucedió en el momento perfecto.
Ahora a conciencia, reflexionen, que sus problemas no deberían incidir en impedir que uno u otro dejen de ver a sus hijos, siempre y cuando su conducta no los desequilibre emocional, física y mentalmente.
Mamá y papá, recuerda que tu hijo necesita de ambos. No tiene porqué elegir, no lo orilles a hacer alianzas, de esa manera le impedirás tomar su fuerza masculina o su fuerza femenina, y esto en su vida le generará bloqueos de todo tipo. La autoestima se forja en la infancia, y esta depende en gran medida, del amor que ambos padres den a sus hijos. La identidad personal se va descubriendo, en su parte femenina en mamá, y en su parte masculina en papá.
Recuerda que el amor que tu hijo recibe de ambas familias se ve reflejado en su seguridad. Los problemas de los adultos son de los adultos. Haz lo que esté en tus manos para llevarlo a un mejor plano, con la ayuda necesaria, pero a tiempo. Recuerda que es más fácil la sanación para los niños cuando los padres son capaces de mirarse y trabajar en ellos.