Ocasiones (1)

Politicón
/ 5 febrero 2017
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“La ocasión hace al ladrón”.

 

Primera. Se confirma en definitiva: hemos perdido al “Profe” Moreira, alejado de los reflectores por decisión de su consanguíneo y monitoreado por los que mandan en el PRI nacional, Humberto divaga entre la desilusión y la modorra, apareciendo de repente en las colonias y los videos del internet con la misma cantaleta, pero ahora en tono amenazante: “me tiran, los demando”.

¿Dónde quedo aquel que alegaba que se lanzaría a la Presidencia de Saltillo o de perdis a una diputación local porque ganaría tres a uno?

Hoy es sólo la sombra del hermano que lo condena al ostracismo del sacrificio político, el peor castigo para los de su especie.

En el ínter, sus pensamientos no son claros, mucho menos coherentes, trae discursos tan alejados de la realidad como ese de que él trajo la Cervecería Modelo a Nava, cuando fue el gran negocio del sexenio de Martínez y Martínez y su socio Diego en el 2003 con la venta de terrenos, tiempo en que Humberto formaba parte de la cofradía del exgobernador y despachaba como Alcalde de la noble ciudad de Saltillo.

Habla del innombrable refiriéndose a Rubén, cuando a eso fue remitido; sin embargo, no se explica el contubernio en estos tiempos de vientos electorales que arrastrarán a su estirpe. Lo siguen protegiendo asignándole una escolta permanente de ocho guaruras y tres vehículos a cargo del erario coahuilense. ¿No bastaron los 34 mil millones?

Segunda. Sin duda que cuando los políticos se ven perdidos recurren a la conmiseración de la gente. En el primer acto: corriendo la campaña en pos de la Gubernatura, los indicios de una grave enfermedad traspasaron los confines de la confidencialidad y emergieron al público con un impacto en el resultado electoral. Hoy, ante los vientos del arrase por parte de la oposición y el deteriorado delfín que no levanta y no se deja ayudar, el segundo acto aparece con el decomiso de armamento a la delincuencia en Piedras Negras. Entre lo incautado resaltaban lanzacohetes que los narcos usan para derribar puertas y muros.

El desahuciado gobernante alega que esas armas serían utilizadas para derribar el helicóptero y atentar en su contra o del Secretario de Gobierno. ¿Cuál helicóptero? Consulte la página de transparencia y no aparece esa propiedad. ¿O es que lo rentan? Y si es así, ¿en qué concepto aparece en el presupuesto de egresos?

El mensaje que se pretende dar a los “zombis coahuiltecus territoriales” es que los personajes arriesgan su existencia en pos del beneficio de los ciudadanos, siguiendo la lección del hoy sujeto a proceso, Rodrigo Medina, cuando en su campaña política agregaba: “Por Nuevo León, la vida”. Luego, ya en el Gobierno y ante la grave crisis de inseguridad en ese Estado, le dio por esconderse en su búnker (¿le suena conocido?) o viajar. En respuesta el Cardenal de Monterrey le replicaba: “Si no tienen que dar la vida, con que den la cara”. Ups.

Tercera. Hablando de búnkers, nos llegan noticias del Poder Judicial. El magistrado Gregorio Pérez acaba de estrenar casa en San Alberto, a unos pasos del búnker regalado o la “casa blanca” de Coahuila, mientras que los 126 millones de pesos del fraude del Ficrea… nadie sabe, nadie supo.

Cuarta. Escribe el “periodista” Iván Garza García: “Aquí en confianza, es bueno saber que, frente a la politiquería de baja estofa, surgen propuestas de cuyos resultados depende en buena medida el bienestar de quienes habitamos estas tierras. Riquelme demuestra que desde ya trabaja en una oferta seria a favor de las y los coahuilenses. Se debe ser valiente para cuestionar la vigencia de un sistema que nos ha tratado injustamente. Se debe ser responsable, para no distraerse en pleitos estériles, mirando más allá de lo que sucede frente a nosotros. Pero, sobre todo, se debe ser capaz para abanderar la causa de traer a las y los coahuilenses lo que en justicia nos corresponde”.

Con ello, el Secretario Técnico y de Planeación del Gobierno del Estado viola ostensiblemente los artículos: 11, fracciones 5ta de la Ley General en Materia de Delitos Electorales y 266, fracciones c y d del Código Electoral de Coahuila. Ojo a los consejeros a modo y especies similares.

Quinta. Ya en el tema del Consejo Electoral de Coahuila, resulta que la poderosa María Esther Monsiváis supo mover sus tentáculos e imponer como Directora de Administración del Instituto a su exsubsecretaria en Obras Públicas, María Antonieta Gil Benavides.

Así, el dúo dinámico formado por la exsecretaria y David Aguillón podrán mover las fichas de los árbitros electorales. Una a través del área donde se administra el presupuesto y el gasto en un año electoral; y el otro por mediación del consejero González, quien le debe su puesto y muchas otras canonjías más.

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