Ricardo Aguirre e Isidro López

Politicón
/ 20 noviembre 2016
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Van a ser tres años que en este espacio (4 enero 2014) cuestionamos a los alcaldes de Saltillo, Isidro López Villarreal, y de Ramos Arizpe, Ricardo Aguirre Gutiérrez, cuando ambos ediles iniciaban su actual período gubernamental. Una crítica más de forma que de fondo, pues hay que reconocer que a escasos días de su toma de protesta era imposible juzgar su desempeño municipal.

¿Y qué se dijo entonces de don Chilo y de Ricardo Aguirre al inicio de sus mandatos? Pues eran cosas baladíes, como el hecho de que Isidro haya inaugurado su gestión pintando de azul las letras de Saltillo, ya que era inadmisible el ejercicio del poder a través de colores partidistas, porque es cierto, los fascistas siempre han exhibido una veneración ostentosa por el color de sus banderas, divisas y pendones.

De Ricardo Aguirre señalamos el hecho de que pretendiera exaltar una convicción ideológica a través del color rojo de su corbata, como lo hizo en la toma de protesta, la cual realizó levantando el brazo izquierdo, como el más aguerrido militante de la Internacional Socialista.

Hoy, a casi tres años de su gestión administrativa, se puede decir que la legitimidad que ambos ediles ganaron en las urnas no se ha perdido, como sucedió en Ramos Arizpe el cuatrienio pasado, donde la autoridad municipal se degradó a niveles de cloaca por un errático y abusivo ejercicio del poder.

Ahora constatamos que la manifestación progresista de Ricardo en su toma de protesta no fue una pose populista de ocasión, sino que ha cumplido con el desarrollo y el bienestar social de las mayorías en dicho municipio, labor propia de un socialdemócrata, como es el rescate del agua potable de Ramos Arizpe de las garras españolas.

Y es que una de las acciones más simples de la actividad política es la gestión de las cosas, y esa capacidad de gestionar la ha desarrollado con mucha habilidad Ricardo Aguirre.

Con Ricardo coincidimos en la 58 Legislatura Federal, ambos fuimos asistentes en diferentes fracciones parlamentarias y así como es verdad que los “aviadores” han desprestigiado la noble labor del asesor, también es cierto que la verdadera asesoría gubernamental es una de las grandes escuelas de la política donde, como en el caso de Ricardo, se han forjado muy valiosos temperamentos en base al estudio, al hecho de “arrastrar” el lápiz, siempre en la soledad de los cubículos, lejos de los reflectores y en la humildad del anonimato.

Y esa formación es la que hace muy confiable a Ricardo Aguirre como un político capaz en la búsqueda de acuerdos, la visión de largo plazo, el diagnóstico acertado, sin la premura de los atajos, rechazando la improvisación y evitando la frivolidad protagónica. Es la escuela política de la asesoría en el Congreso de la Unión, ya lo dijo José Elías Romero Apis.

Asimismo, es cierto que el Gobierno Municipal aporta una valiosa experiencia a los políticos en relación a las demandas más sentidas e inmediatas de la sociedad: seguridad, alumbrado, agua, drenaje, transporte, vialidad, infraestructura y desarrollo social. Compromisos que ha cumplido a cabalidad Ricardo Aguirre y que a Isidro López le han aportado una valiosa experiencia. Por eso mismo es que don Chilo es actualmente la figura más destacada del PAN y, asimismo, se puede decir que Ricardo Aguirre tiene ante sí un horizonte político amplio y trascendente, como lo dice Ortega en su “Rebelión de las masas”, propio de los individuos que están destinados a la dirección y a la jefatura de la sociedad.

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